El 6 de mayo de 1527, tras un corto asedio, los ejércitos del emperador Carlos V tomaron Roma y la sometieron a un feroz y brutal saqueo. La alta jerarquía de la Iglesia fue humillada; el Papa y el Sacro Colegio Cardenalicio fueron hechos prisioneros; las iglesias, convertidas en establos; palacios y templos, despojados de sus riquezas; hombres, mujeres y niños de toda condición y edad fueron comprados, vendidos y vejados. Roma, asombro de la cultura del Renacimiento, quedó convertida en ruinas… Este suceso, que la Historia posterior intentó acallar, produjo, según André Chastel, una traumática ruptura en el ámbito artístico y cultural de la época. Chastel (1912-1990), profesor de Historia del Arte en la Universidad de la Sorbona y miembro del Collège de France, sugiere que a partir del saco de Roma nada fue igual, y que la consecuencia inmediata de la difusión del manierismo, por la dispersión de los artistas romanos, no fue sino un síntoma de cambios más profundos en el espíritu artístico y religioso, que anunciaban los nuevos aires de la Contrarreforma.
André Chastel, profesor de Historia del Arte en la Universidad de la Sorbona y miembro del Collège de France, sugiere que a partir del saco de Roma nada fue igual, y que la consecuencia inmediata de la difusión del manierismo, por la dispersión de los artistas romanos, no fue sino un síntoma de cambios más profundos en el espíritu artístico y religioso, que anunciaban los nuevos aires de la Contrarreforma.