La isla de los jacintos cortados

Gonzalo Torrente Ballester, nacido en el año 1910, es hoy un catedrático jubilado y un novelista en ejercicio, como lo demuestra La Isla de los Jacintos Cortados que hoy presentamos, novela con cuya publicación intenta festejar su septuagésimo aniversario. El que haya seguido los trabajos de Torrente Ballester hallará aquí la mezcla de realidad y fantasía, el humor, la inteligencia, la gracia y la imaginación tan habituales en él. Pero La Isla de los Jacintos Cortados aporta, a nuestro juicio, la importante novedad del erotismo y de la melancolía; un erotismo exento de pornografía, una melancolía sin sentimentalismo: hay un tipo de efusiones que los severos principios de ese hombre del norte le tienen vedado cultivar. La prosa de Torrente Ballester se muestra aquí en su doble condición o estilo de barroquismo y sencillez, según los materiales, según el ánimo. Una prosa, todo hay que decirlo, en la que con frecuencia se deslizan galleguismos deliberados, «porque yo –ha dicho o escrito Torrente alguna vez– escribo desde el gallego». Aquí hay dos historias: la del amor y la otra, difíciles de clasificar porque ambas se apartan con decidida vehemencia de los caminos trillados y de las fórmulas de vanguardia, en busca de las técnicas más adecuadas a los materiales. Si una de ellas cautiva, la otra divierte, y como van endemoniadamente mezcladas, emoción y diversión son la doble promesa que hacemos al lector.