Antonio Espina (Madrid, 1891-1972), poeta, crítico y novelista, llegó a ser una figura importante de la intelectualidad española de la República, con la que estuvo comprometido políticamente. Considerado como descendiente directo de Larra, su espíritu europeizante y cinetificista y el carácter vanguardista de su estética aúnan la herencia del 98 con la del 27, generación a la que pertenece por derecho propio. Con LUIS CANDELAS, Espina se introdujo en el género biográfico, en auge en aquella época como consecuencia natural y directa del despliegue de las ciencias del hombre y de la filosofía vitalista de Ortega y Gasset, con un tipo de biografías que superaba el mero dato histórico y ahondaba en la psicología del biografiado y en sus circunstancias.
Luis Candelas, personaje misterioso y litigado, le permitió dar rienda suelta a su romanticismo y madrileñismo. La novela recrea el alma del bandido bajo en las postrimerías del reinado de Fernando VII. El virtuosismo de su estilo permite ir del humor a la ironía al lirismo y la ternura, y de él resulta un perfecto y fresco ensamblaje entre la historia y la acción novelesca.