«Sólo una persona como Cristina, con su incuestionable calidad moral y su más que hercúlea capacidad de superación, puede colocar en su carta de presentación la palabra y la idea de la guerra y resultar pertinente. Hace años que desde la Fundación Sandra Ibarra de Solidaridad Frente al Cáncer nos propusimos ir desterrando el lenguaje bélico al hablar de cáncer. Batalla, derrota, ... son términos que contribuyen a inocular pesimismo y una suerte de violencia verbal en nuestra relación con la enfermedad, y eso no es bueno para enfrentarse a ella con éxito. Pero la guerra de Cristina, esa a la que como madre se va todos los días, no es violenta ni busca causar dolor ni sufrimiento, siquiera a quien habría de ser su enemigo, el cáncer. En ella el dolor es energía y la guerra un impacto en la razón dormida. Eso es Cristina, eso es lo construido en estas páginas: impacto, agitación, compromiso tenaz e ineludible con la vida.»