10 escritoras que firmaron sus libros con pseudónimos masculinos

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Tenemos una propuesta para ti, lector. Tiene nombre de mujer y es de lo mejor de la literatura: en este post te presentamos 10 libros escritos por autoras que tuvieron que usar un pseudónimo para que su obra viera la luz. Porque escribir no encajaba entre los intereses que se atribuía a las damas. Porque la historia se empeñaba en ocultarlas. De hecho, aún hoy nos sorprende descubrir la pluma detrás de ese libro que hace años leímos y que creímos que era de un autor, cuando en realidad se trataba de un pseudónimo... 

El próximo 8 de marzo se celebra el Día de la Mujer, y en este contexto queremos recordar exactamente a esas mujeres que empezaron a abrir el camino para las futuras generciones. Mujeres que, a pesar de las barreras, buscaron una forma de elevar su voz y ser escuchadas a través de hermosas historias que contienen una potente critica social.

Sus palabras son un reflejo de injusticias y anhelos. Por eso, hoy y siempre, debemos recordar estos nombres que quedaron ocultos en los libros para reivindicar sus obras y legado. Toma nota porque estos 10 iconos literarios tuvieron que ocultar su género y que van a ser de lo mejor de tus lecturas. 

«La literatura no puede ser asunto de la vida de una mujer, y no debería ser así»

Era el 29 de diciembre de 1836 cuando una joven profesora, ilusionada con los poemas que había escrito, decidió enviar su mejor material a un referente de su época, el poeta Robert Southey, y pedirle su opinión sobre si creía que aquellos eran poemas dignos de ser publicados.

Al cabo de tres meses le llegó su respuesta. Pero no era la que esperaba. No porque calificara negativamente su material. Aquello pareció algo irrelevante a ojos de Southey, quien centró su respuesta en otros aspectos. Decía: «la literatura no puede ser asunto de la vida de una mujer, y no debería ser así».

La profesora no se dejó vencer por la hostilidad de su colega y decidió publicar igualmente, bajo un pseudónimo. Tal fue su éxito que hoy conocemos a aquella profesora como uno de los grandes referentes de la historia de la literatura: Charlotte Brontë. Y como ese no fue el único caso, te presentamos una lista de escritoras que tuvieron que sobrevivir a la censura y el machismo mediante el uso de pseudónimos para ganarse un lugar en la historia de la literatura. ¿Leemos? ⤵️

1) Charlotte Brontë

Poco más hay que añadir a lo que ya te contábamos. La audacia y talento de Charlotte solo sería equiparada por su constancia. Su mayor éxito literario fue Jane Eyre, pero sería reconocida no solo como una de las mejores novelistas británicas, sino también como una de sus mejores voces poéticas.

¿Te preguntas cuál fue el pseudónimo bajo el que publicó su obra? Currer Bell. Manteniendo la inicial de su nombre auténtico.

Portada Jane Eyre

Jane Eyre, la obra que consagró el éxito fulminante de Charlotte Brontë

Marcada por su temprana orfandad materna, la escritora británica Charlotte Brontë, que a lo largo de su corta vida (1816-1855) acumuló muchos lutos, revela en su obra el apasionado deseo de encontrar un lugar en el mundo. Jane Eyre, la obra que consagró su éxito fulminante, tiene los ingredientes de una novela gótica, pero rebasa con mucho las convenciones del género. Jane, la protagonista, nos muestra un nuevo modo de descubrir la realidad, y con su reflexión la acompañamos en un viaje hacia la autenticidad.

2) Emily Brontë

Las hermanas Brontë eran una fuente inagotable de talento. En 1842 Emily viajó a Bélgica junto a Charlotte y allí aprendió francés y alemán, además de destacarse como una excelente pianista. Los versos tampoco se le daban nada mal y adoraba pasear por el campo, por lo que su obra poética está repleta de observaciones sobre la naturaleza y de reflexiones filosóficas. En 1846 publicó sus primeros poemas, junto a sus hermanas y bajo el pseudónimo de Ellis Bell.

Un año más tarde, Emily Brontë publicaría su única novela: Cumbres borrascosas. En la época de su publicación la obra fue bien acogida. Pasado el tiempo y debido a su complejidad y profundidad, la obra ha llegado a formar parte de la cima de la literatura universal, siendo comparada por su maestría con nada menos que la obra de Shakespeare. Todo un logro de “Ellis Bell”.

Portada Cumbres borrascosas

«Con un par de pinceladas Emily Brontë podía conseguir retratar el espíritu de una cara de modo que no precisara cuerpo; al hablar del páramo conseguía hacer que el viento soplara y el trueno rugiera», Virginia Woolf

El caso de la escritora inglesa Emily Brontë es verdaderamente excepcional dentro de la literatura. Falleció muy joven, dejando tan sólo una novela, Cumbres borrascosas, la épica historia de Catherine y Heathcliff, situada en los sombríos y desolados páramos de Yorkshire, constituye una asombrosa visión metafísica del destino, la obsesión, la pasión y la venganza. Publicada por primera vez en 1847, un año antes de morir su autora, esta obra rompía por completo con los cánones del «decoro» que la Inglaterra victoriana exigía a toda novela.

Esta obra es una larga y extraordinaria descripción de los actos y problemas psicológicos de unos seres locos o perversos que arrastran una existencia mísera y maléfica. Con ellos, su autora nos ofrece una visión de estos personajes que actúan demoníacamente por aridez protestante que se diluye en todas y en cada una de sus páginas.

3) Anne Brontë

Y vamos con la tercera de las hermanas Brontë, quizás la menos conocida pero no por ello fue menos importante su contribución al mundo literario, en un momento en el que ser mujer te impedía abrir la puerta a ese universo.

En su caso, y nuevamente manteniendo la inicial de su auténtico nombre, Anne firmó como Acton Bell y la obra por la que la conocemos es Agnes Grey.

En ella nos relata la vida de Agnes, una joven que en la Inglaterra victoriana se dedica a ser institutriz como única forma de ganarse la vida que tenían permitida las mujeres en ese entonces. El carácter autobiográfico de la obra es muy notable. Así es Agnes Grey / Anne Brontë:

«Qué delicioso que sería convertirme en institutriz, salir al mundo, empezar una nueva vida, tomar mis propias decisiones, desarrollar las facultades que tenía sin usar, probar las capacidades que ten­go y que no conozco, ganarme mi propio salario. No importaba lo que dijeran los demás, yo me veía perfecta­mente capacitada para la tarea».

Portada Agnes Grey

El debut novelístico de la menor de las hermanas Brontë. 

Con el objetivo de contribuir a la menguada economía familiar y lograr la independencia económica, la protagonista de este relato decide trabajar como institutriz para la familia Bloomfield. Agnes Grey, novela de marcado carácter autobiográfico, nos acerca a la severa realidad de las institutrices victorianas.

 «Qué delicioso que sería convertirme en institutriz, salir al mundo, empezar una nueva vida, tomar mis propias decisiones, desarrollar las facultades que tenía sin usar, probar las capacidades que ten­go y que no conozco, ganarme mi propio salario. No importaba lo que dijeran los demás, yo me veía perfecta­mente capacitada para la tarea».

4) Amantine Aurore Dupin

En los libros firmaba como George Sand. Bajo ese pseudónimo se encuentra una mujer de fuerte carácter, una mujer que en una época de marcadas normas sociales se atrevía a vestir con ropa de hombre y que no renegó de la literatura pese a que no fuera “cosa de mujeres”.

Con las calles de París como contexto, no fue tan solo escritora sino que fue periodista y revolucionaria, en el bando de la Asamblea de Versalles. Su primera novela vería la luz en 1831 y la escribió junto a Jules Sandeau, de quién habría tomado el apellido para crear su alter ego literario: George Sand.

Bajo este nuevo nombre Amantine Aurore Dupin publicó Indiana (su obra más famosa, publicada en 1832), Lélia, El compañero de Francia, Consuelo, Los maestros soñadores, críticas culturales o textos políticos. Fue una autora muy prolífica y una voz muy destacada en su época.

Portada Indiana

Indiana

  • Amantine Aurore Dupin (George Sand)

Una denuncia de las injustas condiciones del matrimonio que recibió la admiración de sus  coetáneos: «Una obra maestra» (Alejandro Dumas), «No conozco nada más simplemente escrito, más deliciosamente concebido» (Honoré de Balzac).

Publicada en 1832, esta novela reflexiona sobre el adulterio, el deseo femenino y las injustas condiciones del matrimonio. Indiana es una joven aristócrata francesa cuya vida se consume en un matrimonio gris con un hombre mayor al que no ama. Todo cambia cuando conoce a Raymon, un joven apuesto y seductor del que se enamora.

Conocida bajo el alias de George Sand, Amantine Aurore Dupin fue una escritora de espíritu rebelde y libertario, una de las voces que más influyeron en la literatura de su tiempo y en la posterior.

Esta edición elimina el seudónimo masculino y restituye el nombre real de su autora, una escritora que luchó contra los prejuicios sociales de su época, renegó del matrimonio y renunció a un título nobiliario para divorciarse, que vestía de hombre para integrarse en una escena cultural vedada a las mujeres y que recibió la admiración de sus coetáneos: «Una obra maestra» (Alejandro Dumas), «No conozco nada más simplemente escrito, más deliciosamente concebido» (Honoré de Balzac), «No tiene igual entre los mejores» (André Maurois).

5) Matilde Cherner

Matilde Cherner fue una intelectual republicana, de ideas progresistas, marcada libertad de pensamiento y clara vocación ideológica, que comenzó publicando en periódicos locales y que no dudó en escribir sobre asuntos polémicos como la educación de la mujer, su acceso a la universidad, la prostitución o la monarquía.

Su incursión en la literatura la hizo bajo el pseudónimo de Rafael Luna y su obra más famosa se titula Ocaso y aurora.

Escrita inicialmente como serial para la prensa, esta novela versa sobre la monarquía y el patriotismo, y muestra las consecuencias de los acontecimientos históricos en la vida privada de los personajes, especialmente en los femeninos.

Otras obras que salieron de su pluma fueron Novelas que parecen dramas (1877), Las tres leyes (1878) Ocaso y aurora (1878), María Magdalena: estudio social (1880), obras de teatro o su notable Juicio crítico sobre las Novelas ejemplares de Cervantes. Además de escritora fue también periodista.

Portada Ocaso y aurora

Ocaso y aurora

  • Matilde Cherner (Rafael Luna)

Ocaso y aurora, publicada en 1878, nos transporta de lleno a los convulsos tiempos de Carlos II el Hechizado, cuando las intrigas y tensiones políticas marcaron el destino del reino.

Escrita inicialmente como serial para la prensa, Ocaso y aurora versa sobre la monarquía y el patriotismo, y muestra las consecuencias de los acontecimientos históricos en la vida privada de los personajes, especialmente en los femeninos. A la muerte de Carlos II, en un tiempo convulso de la historia de España, las intrigas y tensiones políticas marcan el destino del país. Un hombre, el conde de Frigiliana, emprende una carrera contrarreloj para encontrar al sucesor que asegure la continuidad de la sangre española en el poder.

Esta novela, publicada en 1878, revela la clara intención política que impregna toda la obra de Matilde Cherner, escritora controvertida conocida bajo el alias de Rafael Luna.

La presente edición elimina el seudónimo masculino y restituye el nombre real de su autora, una intelectual republicana, de ideas progresistas, marcada libertad de pensamiento y clara vocación ideológica, que comenzó publicando en periódicos locales y que no dudó en escribir sobre asuntos polémicos como la educación de la mujer, su acceso a la universidad, la prostitución o la monarquía.

6) Mary Anne Evans

Se presentaba ante el mundo literario como George Eliot. Y fue una de sus mayores figuras de finales del siglo XIX. Con Mary Anne Evans se cerraba el trío canónico de las letras inglesas de la época, junto a Henry James y Joseph Conrad.

Mary Anne fue una autora prolífica y publicó obras como Adam Bede, El hermano Jacob, El molino junto al Floss, El velo descubierto o Middlemarch.

La novela Silas Marner, si bien no es la más famosa de la autora, sí nos ofrece los temas y motivos que fueron más representativos en el universo literario de “G. Eliot”. Se trata de una novela completamente psicológica, llena de emoción y complejidad aún teniendo un argumento en esencia sencillo, pero que la autora utilizará para describirnos con gran maestría la sociedad rural inglesa del siglo XIX. Un ejemplo de la más pura literatura clásica.

Portada Silas Marner

Silas Marner

  • Mary Anne Evans (George Eliot)

Una novela complejamente psicológica

Esta novela narra las peripecias de Silas Marner, un hombre desdichado que, tras un desengaño amoroso y social, huye de su ciudad y se instala como tejedor en el pueblo de Raveloe, donde lleva una vida tranquila, aunque solitaria y desarraigada, dedicándose en cuerpo y alma a trabajar y acumular dinero. Un buen día sus ahorros desaparecen y, poco después, como si se tratara de un trueque del destino, aparece una niña abandonada a la que adopta. Los cuidados que le procura y su educación cambiarán su vida.George Eliot, seudónimo de Mary Ann Evans (1819-1880), escritora británica. Junto con Henry James y Joseph Conrad forma el trío canónico de la literatura inglesa de finales del siglo XIX. Sus obras más famosas son: Adam Bede, El hermano Jacob, El molino junto al Floss, El velo descubierto y Middlemarch.Se trata de una autora clásica reconocida mundialmente.Es una novela llena de emoción y complejidad psicológica.Con un argumento sencillo, describe la sociedad rural inglesa del siglo XIX.Dirigido a lectores amantes de la buena literatura clásica y aficionados a la historia.

7) Cecilia Böhl de Faber

La literatura de Böhl es considerada por la crítica como el vínculo entre el costumbrismo, la novela romántica y el realismo… aunque su papel tuvo que ser ocultado tras la fachada del pseudónimo masculino Fernán Caballero. Este alias, formado por dos nombres masculinos, lo adoptó de la población del mismo nombre existente en Ciudad Real. Y aunque Cecilia pasó buena parte de su vida en España, su origen y recuerdos de infancia se encuentran en Suiza y Alemania.

La gaviota sería su obra más famosa. Es la historia del triunfo y la desgracia de una joven dotada de una bellísima voz, Gaviota, que logra un éxito rotundo en los escenarios de Madrid y Sevilla y se enamora de un torero que morirá en la plaza. Bajo ese armazón argumental, los temas que trata Cecilia Böhl en su novela son el costumbrismo, el abandono de la tradición y la vida campesina en pro de una vida más cómoda. Un retrato completo de la sociedad española del siglo XIX.

Un dato curioso es que Cecilia no se decidió a publicar su obra hasta que hubo enviudado por tercera vez y su precariedad económica fue tal que se vio empujada a probar suerte en la literatura. Hoy su obra La gaviota es una obra clásica de la literatura costumbrista.

Portada La Gaviota

La novela narra la historia del triunfo y la desgracia de una joven dotada de una bellísima voz, Gaviota, que logra un éxito rotundo en los escenarios de Madrid y Sevilla y se enamora de un torero que muere en la plaza.

Fernán Caballero (1796-1877), cuyo verdadero nombre era Cecilia Böhl de Faber, es autora de una obra escrita mayoritariamente en alemán y francés que se centra en la descripción de costumbres y tipos andaluces y en la defensa de la vida campesina. Considerada por la crítica como el vínculo entre el costumbrismo, la novela romántica y el realismo, esta autora publicó, además de La Gaviota, Clemencia, La familia Alvareda, Cuentos y poemas andaluces y La corruptora.. Es una obra clásica de la literatura costumbrista.La novela ofrece una descripción de primera mano de la sociedad española del siglo XIX.

8) Louisa May Alcott

Ahora su nombre es muy conocido, ya que su obra Mujercitas es un clásico imprescindible tanto en la literatura como en su adaptación cinematográfica —además de haber sido una de las apuestas fuertes para los Oscar de 2020—, en la versión de la directora Greta Gerwig.

Pero no todo fue tan sencillo. Louisa May Alcott, temiendo no ser tomada en serio si publicaba con su auténtico nombre, escribió sus primeras obras bajo el pseudónimo de A. M. Barnard.

Con ese alias escribió cuentos y lo que en la época victoriana se conocía como “relatos melodramáticos”, historias protagonizadas por personas ambiciosas que no dudaban en usar la venganza para saldar sus deudas. Se trataba de textos con un punto de vista poco común, con una fineza literaria extraordinaria y que trataban temas poco usuales como el adulterio o el incesto. De hecho en su gran obra Mujercitas hace mención a los relatos melodramáticos y Alcott escribe: “pueden resultar peligrosos para mentes pequeñas”.

Después de haber escrito muchos relatos, de distintos tipos y con éxito más que notable, es interesante observar que la autora luchara por publicar su gran novela con su auténtico nombre, quizás intuyendo la trascendencia que Mujercitas tendría para su carrera. Y para la historia de la literatura, finalmente.

Portada Mujercitas

La versión íntegra de Mujercitas. Uno de los libros más populares e influyentes de la tradición literaria norteamericana.

«—Yo intentaré ser lo que él llama una “mujercita”, y procuraré no ser tan tosca e indomable y cumpliré con mis obligaciones en casa en lugar de querer estar siempre en otra parte —explicó Jo, convencida de que dominar su temperamento era una misión mucho más ardua que la de mantener a raya a unos cuantos rebeldes sureños.»

Gracias a la edición de Austral el lector puede acercarse a las aventuras de las cuatro hermanas March a través de la traducción de Gloria Méndez, que recupera el texto de la primera edición de la obra, publicada entre 1868 y 1869, y mantiene intactos el vigor y la contundencia de la novela de Louisa May Alcott.

9) Colette

Sidonie-Gabrielle Colette es una de las musas de la literatura francesa del siglo XX, más conocida en los círculos literarios con el nombre de Gauthier.

Pocas mujeres eran aceptadas en la época en la Academia Goncourt. Colette llegó a presidirla; sin embargo, sus inicios no fueron fáciles. Aunque escribía desde joven, ni siquiera llegó a usar un pseudónimo porque su primer marido la suplantó y sus textos aparecieron firmados con el nombre de su primer esposo: Henry Gauthier-Villars, “Willy”.

Con el tiempo, le vino el justo reconocimiento y llegó a presidir la Academia Goncourt o a recibir la Legión de Honor francesa, siendo la única escritora en conseguirla.

Si queréis saber más sobre esta gran figura de la cultura francesa, os recomendamos encarecidamente que leáis El fanal azul, sus memorias. Es un libro plagado de sabiduría, herencia de una mujer que había acumulado un profundo conocimiento de la condición humana.

Portada El fanal azul

Los más nimios acontecimientos cotidianos sirven a Colette para volver, envueltos de lirismo, sobre sus recuerdos. Inmovilizada por la artritis delante de su escritorio, alumbrada de día y de noche por la lámpara que cubre con una hoja de su célebre papel azul —de ahí el título de estos recuerdos en prosa—, Colette está abocada a la meditación. A su memoria acuden los viajes fuera de París (Ginebra, Beaujolais, la costa), su encuentro con un gato, las reuniones de la Academie Goncourt de la que es presidenta, la muerte de Margarita Moreno, su amada amiga de los primeros años de vida parisina, la visita de jóvenes chicas, graves o fútiles…

Libro plagado de sabiduría, herencia de una mujer que había acumulado un profundo conocimiento de la condición humana, de una estoica, estos últimos escritos de Colette

10) Mary Shelley

El nombre de Mary Shelley va indiscutiblemente ligado al de Frankenstein. Este relato significó el nacimiento de una de las criaturas más importantes del universo de terror y que aún hoy en día sigue siendo parte de nuestro imaginario colectivo. 

El nacimiento de este personaje no es menos interesante. Era mayo de 1816 cuando Mary Shelley veraneaba en Villa Diodati, junto al lago Ginebra, en compañía del poeta Lord Byron, el joven médico John Polidori y su futuro esposo, el poeta Percy Shelley. Una noche decidieron hacer una competición de historias terroríficas y de la pluma de Mary Shelley salió la criatura que hoy todos conocemos: Frankenstein. 

El relato nacía de un sueño que la escritora había tenido la noche anterior y que decidió aprovechar para ganar el reto literario. Después lo publicó bajo autoría anónima. La sociedad de aquel entonces dio por hecho que un relato tan terrorífico no podía haber sido escrito por Mary, sino que tenía que ser la pluma de su esposo Percy Shelley la que se encontraba tras aquel relato horrendo.  

Portada Frankenstein

«¡Creador insensible y despiadado...! Me otorgasteis sensaciones y pasiones, y luego me arrojasteis al mundo para desprecio y horror de la humanidad.»

Aquel «verano húmedo y desapacible» de 1816 «me entretuve pensando una historia que consiguiera que el lector tuviera pavor a mirar a su alrededor, que le helara la sangre y que acelerara los latidos de su corazón», Mary Shelley en la introducción a la edición de 1831 sobre cómo se forjó Frankenstein.

Estas 10 escritoras, pues, ponen de manifiesto que la literatura sí puede ser asunto de la vida de una mujer. Y que así debería ser. Todas y cada una de ellas tienen una voz y un mensaje que transmitir. Porque aunque las intentaran silenciar y aunque tuvieran que usar pseudónimos para poder expresarse, hoy sabemos que ellas fueron las que escribieron esas obras tan célebres. Hoy sabemos que no necesitamos más pseudónimos para escribir. 

Este mes, con más motivo, las celebramos ❤️

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