No me cuentes cuentos, el desgarrador libro de testimonios de la periodista Sandra Sabatés cobra nueva vida a través del trabajo gráfico de Judit Crehuet, una joven ilustradora nacida en Figueres. Su interés por visibilizar la realidad de ser una mujer le ha permitido ilustrar esta novela gráfica, un título que denuncia la normalización de la violencia de género. A continuación, ambas nos explican sobre este nuevo proyecto de Planeta Cómic.

¿Cómo vio la luz este proyecto, primero como novela y luego como novela gráfica?

Sandra Sabatés: Este proyecto arranca de una imagen muy clara: la víctima de la Manada de los Sanfermines, con su pañuelo rojo anudado al cuello, rodeada de lobos que pretenden comérsela como metáfora de la violación. A partir de ahí, vi que en otros muchos cuentos clásicos aparecían otros ejemplos de violencia de género que hemos ido transmitiendo de generación en generación y, que esta misma violencia que mostraban, reflejo de la sociedad del momento, era la misma que sufrían muchas mujeres en pleno siglo XXI. Así que busqué historias reales para trazar este paralelismo con los cuentos y escribí el libro. Sin embargo, esa imagen que dio origen a este proyecto seguía rondando en mi cabeza. Hasta ahora, que por fin se ha hecho realidad gracias a las ilustraciones de Judit Crehuet. Con la novela gráfica se cierra el círculo.

Judit Crehuet: Este proyecto, por lo que yo tengo entendido, siempre estuvo destinado a ser una novela gráfica. A mí se me ofreció la oportunidad de adaptarlo a principios de 2023 y en cuanto leí las historias de Sandra ya vi claro que era justo el tipo de historia que me motiva más. Yo hasta entonces había hecho solo ilustración, así que hacer un cómic me intimidaba un poco, pero con el guion que adaptó David Hernando me vi capaz de lanzarme a intentarlo y al final salió bien.

¿Cómo ha sido el circuito de trabajo entre vosotras para llevar a cabo la adaptación?

Sandra Sabatés: Tuvimos una primera reunión la ilustradora Judit Crehuet, el editor David Hernando y yo, en Madrid, para acordar algunos parámetros básicos que eran importantes a la hora de contar las historias y determinados episodios, como el hecho de huir de imágenes explícitas si no eran necesarias y priorizar siempre el respeto hacia las víctimas. A partir de ahí, se construyeron los guiones y Judit empezó a hacer propuestas narrativas y a poner su magia. Hemos trabajado desde la distancia, pero constantemente conectadas, con mucha complicidad y coordinadas con el editor.

Judit Crehuet: Por regla general yo tenía bastante libertad para crear las páginas a mi manera y poder adaptar el guion como viera mejor. Aun así, al terminar cada paso del proceso creativo le enviábamos las páginas a Sandra para que diera su opinión y el visto bueno. Por desgracia durante el proceso solo pudimos vernos en persona una vez en Madrid para comentar todos los esbozos antes de ponerme con los dibujos finales.

A Judit ¿Cómo te has documentado para crear una imagen de cada una de las protagonistas?

Judit Crehuet: Para crear a las protagonistas de cada cuento me he basado en amigas de mi alrededor. Quería usar una estética cotidiana para crear la sensación de que estas mujeres, y lo que les sucede, podría ser cualquiera de nosotras: nuestras amigas, nuestras hermanas, nosotras mismas… A veces hay esta mentalidad de que estos sucesos son casos aislados, o que solo les suceden a mujeres que se visten de cierta manera, y quería intentar alejarme de eso.

¿Cómo suele ser una jornada de trabajo cuando escribes/ilustras una obra como esta?

Sandra Sabatés: Cuando trabajo en un proyecto literario, intento ser muy constante y dedicarle unas tres o cuatro horas diarias; en mi caso, suelo trabajar por las mañanas, puesto que por las tardes tengo el programa en directo. En un libro como No me cuentes cuentos hay distintas fases: una primera de contacto con organizaciones y búsqueda de historias, luego hay que hacer las entrevistas y finalmente pensar la estructura que va a tener cada relato y escribirlo. Suelo ir alternando estas tareas y, en función del día, me centro en un aspecto o en otro, porque no siempre estás creativa y la escritura fluye. No voy escribiendo y cerrando capítulos, sino que todas las historias permanecen abiertas y sujetas a cambios hasta el final.

Judit Crehuet: En mi caso, me separé el trabajo en distintos bloques. Primero hice la idea inicial, después un esbozo limpio, después hice todas las referencias necesarias y entonces ya me puse con el dibujo y el color. Ya que yo trabajo desde casa y todos mis días de trabajo son similares, el hecho de ir cambiando de medio y técnica de tanto en tanto me mantenía motivada y hacía que el flujo de trabajo fuera más dinámico.

¿Ha sido muy duro a nivel emocional crear este libro? ¿Y la novela gráfica?

Sandra Sabatés: Ha sido duro todo el proceso en sí, empezando por las entrevistas con las protagonistas. La mayoría de ellas se derrumbaron al recordar y contar lo que sucedió, por mucho tiempo que hubiera pasado. Escribirlo tampoco resultó fácil para mí; primero, porque empatizas con ellas, y porque estás contando la violencia que han sufrido esas mujeres y quieres hacerlo con el máximo respeto y que, a la vez, ellas se reconozcan en lo que escribes. Muchas se vinieron abajo de nuevo al leer el texto. Es un libro muy duro. Así me lo han dicho también muchas lectoras y lectores. Y esa es la idea: que la realidad de la violencia de género nos golpee. Ahora, con la novela gráfica, ha sido también complicado porque, con el libro es el lector quien construye sus propias imágenes a partir de las palabras, pero aquí somos nosotras las que mostramos gráficamente lo que está pasando. Hemos dado muchas vueltas sobre cómo contar determinados episodios, como la violación de la Manada: esas 15 imágenes, que se corresponden con los 15 interminables minutos que duró la violación, dejan muy clara la escena sin mostrar nada explícito.

Judit Crehuet: Mentiría si dijera que estas historias no me han afectado. Cuando me presentaron la propuesta y leí el libro de Sandra, hubo momentos que se me encogió el corazón con lo que se explicaba, y me sentí con una responsabilidad enorme de hacerle justicia a las historias de estas mujeres. Constantemente pensaba que, ya que ellas se han atrevido a contar lo que sufrieron, lo mínimo que podía hacer yo era asegurarme que fueran explicadas con de la mejor manera que pudiera y con dignidad. A parte, yo siempre me he reivindicado mucho contra la violencia de género, y pasarme todo el año viendo cada día el peor lado del sexismo a veces me deprimía, pero al final del día me ha motivado a echarle más ganas a intentar cambiar las cosas.

 ¿Cómo se decidió/elaboró la portada de la novela gráfica?

Sandra Sabatés: La idea para la portada era centrarnos en Caperucita, el cuento del que surge la idea de este libro, pero la del siglo XXI, mostrando una chica atrapada, amenazada por el lobo, en peligro...A partir de ahí, Judit hizo unas cuantas propuestas que, por cierto, aparecen en los extras de la novela gráfica. Nos decantamos por la elegida por la actitud de la chica, sujetando la boca del lobo para impedir que se la coma, porque enlaza con ese mensaje positivo con el que acaban las historias de estas supervivientes: que no están solas, que lo cuenten, que pidan ayuda, que pueden salir de esto y reconstruirse y recuperar sus vidas y su libertad.

Judit Crehuet: Al principio queríamos crear una imagen de una mujer estando en peligro por algo que la acecha. Pasamos por distintas propuestas hasta llegar a la idea de que fuera un lobo gigante, para así conectarlo con la imagen de la caperucita y el lobo. Al principio, la imagen era ella estando asustada, pero rápidamente nos dimos cuenta de que la imagen de ella resistiéndose, luchando y no dejándose comer, era la ganadora.