Londinense de nacimiento, melburniana de corazón y antigua empleada de Lonely Planet en ambas ciudades, Lorna Parkes ha pasado más de 10 años explorando el mundo en busca de la comida perfecta, el B&B más agradable, la experiencia de viaje con mejor relación calidad-precio y el mirador más espectacular, tanto por propio placer como por el placer de los demás. Lorna ha descubierto que escribe mejor en los aviones y ha participado en numerosos libros y revistas de Lonely Planet. También fue editora de destino para el Caribe, Centroamérica y la península Ibérica en Lonely Planet así como editora de la revista Bride Destination. Las bodegas y los trópicos (¡pero no al mismo tiempo!) son los lugares que la hacen más feliz. Planear lunas de miel es una de sus vocaciones. Se la puede seguir en @Lorna_Explorer.
La compañera de viaje perfecta para un viaje a la costa este de Estados Unidos
En un mundo cada vez más globalizado, no deja de resultar fascinante el hecho de poder encontrar tantos reductos de cultura únicos entre los 29 estados que conforman la costa este de EE UU. Y, la verdad sea dicha, cada uno de ellos podría constituir un país independiente: desde el microscópico Rhode Island, con sus sensuales puertos rebosantes de yates y sus campos de polo, a Luisiana, territorio de música cajún y de humedales repletos de cocodrilos. Entre medias, saldrán al paso del viajero los montes Apalaches, lagos inmensos e incontables kilómetros de litoral tachonados de playas de arena e islas cercanas, por no hablar de sus impresionantes urbes, donde parece que uno pueda pasar de un continente a otro con solo cambiar de barrio.
En un mundo cada vez más globalizado, no deja de resultar fascinante el hecho de poder encontrar tantos reductos de cultura únicos entre los 29 estados que conforman la costa este de EE UU. Y, la verdad sea dicha, cada uno de ellos podría constituir un país independiente: desde el microscópico Rhode Island, con sus sensuales puertos rebosantes de yates y sus campos de polo, a Luisiana, territorio de música cajún y de humedales repletos de cocodrilos. Entre medias, saldrán al paso del viajero los montes Apalaches, lagos inmensos e incontables kilómetros de litoral tachonados de playas de arena e islas cercanas, por no hablar de sus impresionantes urbes, donde parece que uno pueda pasar de un continente a otro con solo cambiar de barrio.