Entrevista a Ana C. Sánchez (Planeta Manga: Limbo)

Ana C. Sánchez es una de las autoras fundacionales de la revista Planeta Manga. Habitualmente, las historias que nos ha contado tanto en esta publicación antológica como en tomos recopilatorios han sido del género yuri (romance entre chicas) como Alter Ego y Sirius. Sin embargo, ahora nos sorprende con Limbo, una nueva serie shônen en la que demuestra una vez más su talento ilimitado.

¿Cómo empezaste en el mundo del manga?

El estilo manga me interesó desde pequeña, antes incluso de saber que se llamaba así, gracias a los típicos animes que veíamos los niños de los 90, como Digimon o Dragon Ball entre otros. Pero lo que me motivó de verdad para aprender a dibujar fueron los videojuegos, siempre me han encantado los JRPGs, y le tengo un cariño especial a las sagas Kingdom Hearts y Final Fantasy (y Pokémon, Persona, Nier, así podría seguir…)

Pero no fue hasta los 17 años que por fin conseguí encontrar la motivación para empezar y terminar un cómic. Tenía 30 páginas y subía una página diaria en mi cuenta de Deviantart, así descubrí que eso era lo que quería hacer en mi vida. Escribir y dibujar mis historias. Así que me ayudaron a meterme en el mundillo de la autoedición y me pateé unos cuantos salones del manga a lo largo de los años para vender mis cómics.

Hasta 2018, cuando se empezó a fraguar el proyecto Planeta Manga. Para mí el año de Alter Ego, y que marcaría un antes y un después.

¿Qué títulos de cómic japonés te han marcado más?

Fruits Basket sin duda, creo que a día de hoy se sigue notando en mi estilo narrativo lo mucho que me influyó en su momento. Junto a Please save my Earth y El juguete de los niños (Kodomo no omocha). La tríada de la nostalgia, ¡Ja,ja!

También en un periodo posterior el manga Girlfriends, y otras historias cortas de Milk Morinaga marcarían el comienzo de mi afición por el género yuri en concreto.

¿Qué ha significado para ti participar desde sus inicios en la revista Planeta Manga?

Al estar desde el comienzo me siento parte de los cimientos del proyecto. Emocionalmente hablando no he podido evitar adoptarlo como algo en parte “mío”.  Me hace sentir muy orgullosa el haber podido estar ahí desde el principio y aportar mi granito de arena para que siga existiendo durante mucho más tiempo y sirviendo de puerta hacia el gran público para otros increíbles artistas (¡Hay mucho talento aún por descubrir en nuestro país!) como ya se viene viendo desde hace 3 años.

¿Cómo te sientes por haber publicado tus obras en, además de España, América Latina, Francia, Italia, USA o Brasil?

Como si estuviera viendo una película, es tan increíble que me cuesta asumir que mi nombre, las historias y los personajes que yo he creado hayan llegado a todos esos lugares y hayan sido traducidos a tantos idiomas. Me explota la cabeza pensar que todo esto empezó con un modesto tomo de 120 páginas que dibujé en un verano sin ninguna pretensión más que desconectar durante un par de meses del que era mi trabajo en aquel momento, y que me tenía bastante quemada. Lo único que puedo decir es gracias por salvarme.

¿Por qué tus primeras obras en la revista siempre han sido yuri?

Porque es lo que más me gusta dibujar, y digamos que hace unos años hice un pacto conmigo misma de solo dibujar lo que me apeteciera de verdad o abandonaría. Sé que suena radical, ¡pero tengo mis razones!

Y además desde que descubrí mi pasión por el yuri siempre quise que se me reconociera como autora de ese género en concreto, no de cómic en general. Tengo claras muy pocas cosas en la vida, y esta siempre ha sido una de ellas.

¿Cómo te sientes con Limbo con quien te estrenas en el shonen?

Bueno, al ser mi primerita vez creando una historia de este tipo me genera mucha inseguridad, me saca de una patada de mi zona de confort en cada capítulo, y constantemente me obliga a aprender a dibujar cosas que nunca antes había dibujado. Pero por otro lado está siendo una experiencia de lo más satisfactoria al tener la oportunidad de desarrollar a los personajes y los vínculos que los unen con más calma, ya que siendo una serie de varios tomos dispongo de más capítulos para poder hacerlo. Y estoy descubriendo que dibujar peleas es súper entretenido, aunque todavía tengo mucho que mejorar en ese aspecto.

¿Cómo surgió la idea de esta nueva serie?

Surgió de una idea antigua que por falta de técnica y experiencia nunca conseguí que resultara lo suficientemente atractiva, así que cuando me dieron la oportunidad de iniciar una serie la rescaté y la adapté a mis gustos actuales. Y así nació Limbo. Al final lo único que quedó de esa primera idea probablemente es el concepto de los ángeles.

¿Nos puedes explicar qué rutina lleva Ana C Sánchez cada día para cumplir las entregas a tiempo?

¿Seguro? Soy un desastre, así que no sé si debería ser un ejemplo a seguir para nadie. Mi modo de planificarme con la entrega es primero escribir el guion del capítulo en sucio, el orden de los acontecimientos, las conversaciones, etc. Para esto me suelo dar 2 o 3 días en que solo leo para estimularme, y escribo. Cuando ya tengo las ideas ordenadas voy puliendo y esbozando toda la distribución de las páginas. Desde que empiezo a escribir hasta que ya tengo las páginas listas para empezar a entintar pasan unas dos semanas, y el resto del tiempo (un mes o mes y medio) es ir limpiando un poco los bocetos, entintar y poner tramas, como mínimo una página al día, o dos si se presenta productivo. Al final me queda un día para revisar y corregir cosas, envío el capítulo a mi editora, y vuelta a empezar.

No voy a detallar las horas que puedo estar sentada dibujando todos los días porque no quiero desanimar a nadie, ¡Ja,ja!.

¿Qué consejo darías a todas aquellas personas que les gustaría publicar en la revista?

El consejo que siempre doy es que creen sus historias con el corazón, y no en base a temáticas o géneros que puedan ser más vendibles. Creo que cuando haces algo que realmente disfrutas, esa sensación de alguna forma también se transmite al lector.

Y sobre todo que no se desanimen ante un rechazo porque no deja de ser parte del aprendizaje.

¡Gracias, Ana!