Introducción

Cabe también dejar claro que la mayor parte del análisis desarrollado en esta obra cuestiona los dogmas religiosos y también tiene una perspectiva liberal, en el más amplio sentido de la palabra: dándole prioridad a la razón y presentando una defensa completa de la libertad (desde la libertad económica hasta la libertad política y las libertades individuales, incluidas la libertad sexual, la libertad educativa, la libertad cultural, la libertad religiosa) amparada en la igualdad ante la ley.

Además, se suma a esto un repaso histórico sobre cómo ha vivido el ser humano a lo largo de los milenios, cuáles han sido las injusticias padecidas por las mujeres, los científicos, los que no predicaban determinadas religiones y millones de individuos que padecieron sistemas crueles e inhumanos como, por ejemplo, la esclavitud. Este libro repasa y sostiene la historia del cuestionamiento recurrente al estado de las cosas, a las ideas preestablecidas o a determinadas costumbres, siempre haciendo énfasis en un objetivo puntual: que el ser humano pueda vivir y pensar libremente, tomando sus propias decisiones y respetando el mismo derecho de las demás personas.

En los próximos capítulos también profundizaremos en el rol de las religiones y el papel que han jugado en la historia. La religión puede ser útil para un sinfín de personas que encuentran en ella inspiración o tranquilidad existencial: esto se ampara en el respeto absoluto a la libertad de cada uno (lo que incluye la libertad de no formar parte de una religión). Para quien ama la libertad, queda claro el enorme peligro que representa la unión entre el poder del Estado y la religión, pues la historia de los últimos dos milenios nos lo ha mostrado con sangre y atraso. Esto significa que uno puede criticar abiertamente las interminables atrocidades cometidas por las religiones monoteístas (las cuales, por cierto, sostienen siempre que sus creencias son las únicas correctas y válidas) y también respetar que cada quien rinda culto a su propio dios sin imponerle su religión a los demás, ni pretender que se utilice el monopolio de la fuerza del Estado para implementar determinadas formas de vida que se creen «mejores», pues la frase «tu religión solamente te prohíbe cosas a ti, no a mí» es fundamental para entender este trayecto. En una sociedad libre y abierta cabemos todos, a diferencia de las sociedades aferradas a los dogmas, cerradas y herméticas.

Observamos en la actualidad determinados movimientos o facciones políticos que acompañan la xenofobia con el racismo, el machismo y la homofobia, y que a su vez se declaran defensores de las enseñanzas de un Jesús que predicaba el amor. Exponer este tipo de modelos también es algo que haremos en los próximos capítulos.

A lo largo de estas 365 reflexiones trataremos asuntos relacionados con la astrofísica, la historia, la sociología, la economía, la política, la filosofía, y veremos también biografías de destacadas personalidades de la historia, desde los grandes innovadores que nos cambiaron la vida para bien y para siempre hasta los pensadores con mentes libres que construyeron espontáneamente un camino de ideas sanas que condujeron a instituciones sanas y, por ende, al progreso humano. Además, veremos de cerca la vida de los más sanguinarios dictadores y los peligros del poder, tanto cuando provienen de la derecha como de la izquierda, y todo tipo de colectivismo, populismo o nacionalismo.

La política apasiona, pero cómo podríamos estar ubicados en las dimensiones de los problemas si no tomamos conciencia de nuestro diminuto lugar en el universo, pues al final somos importantes sólo para nosotros y quienes nos rodean. Por eso esta obra empieza contando cómo llegamos aquí, desde el big bang a la aparición de la materia, las estrellas, los planetas. El universo es demasiado grande para pensar que fue hecho pura y exclusivamente para nosotros.

En lugar de seguir las tradiciones o cegarse con los libros sagrados, los astrónomos y filósofos de los tiempos antiguos se atrevieron a mirar por sí mismos al cielo y dar crédito a sus cálculos. Para las personas de ese tiempo, esa realidad habrá sido una gran decepción, pero a su vez un nuevo comienzo y una inigualable aventura. Es igual que nuestra maduración como individuos cuando descubrimos que nuestros padres no son dioses (aunque algunos no lo logran), y nos percatamos de que al final la vida está a nuestro exclusivo cargo y es sólo problema nuestro.

Muchos de los temas que trato más avanzado el libro es posible pensarlos porque otros se aventuraron a despertar el pensamiento y la razón, dado que hasta hace una parte decimal hacia atrás en la historia del hombre, en primer lugar, no se incluía siquiera la historia de la mujer, porque no se le permitió, y en segundo lugar, cada punto que comento se trataría de una herejía que me habría llevado a la hoguera. El lector encontrará muchos desafíos a los dogmas, algunos de los cuales son en este momento de sorprendente actualidad en el debate político.

Cuestiones como la sexualidad, el cuestionamiento de las verdades religiosas o la libertad frente al placer en general siguen siendo escandalosas en pleno siglo xxi. Hay parte de la historia de la que no se quiere hablar, y hay gran parte de lo que ocurre hoy de lo que no se puede decir nada. Pero aquí lo decimos. Así hemos ido transitando este planeta como especie, construyendo muros de Berlín y deshaciéndolos poco a poco, horadando la piedra, levantando bibliotecas de Alejandría y convirtiéndolas en escombros.

Antes de llegar al final veremos una reseña de libros indispensables que me ayudaron a entender la forma en que comprendo las cosas hasta ahora, siempre con esta dinámica de tocar un tema cada día y esperando que el lector me acompañe a lo largo de este año de conversación en voz alta.

Capítulo 1

La historia del cosmos y del ser humano

1. El big bang

El registro más antiguo del que tenemos conocimiento es el llamadobig bang, ocurrido hace unos 13.500 millones de años. Al comienzo no había nada. No había materia, ni energía, ni espacio ni tiempo. Todo emanó de una chispa de fuego en la que toda la materia estaba concentrada en un punto más pequeño que un átomo y, según se calcula, diez billones de veces más caliente que el núcleo de nuestro Sol. En ese instante se liberó una cantidad de energía y calor que dejó a nuestro universo a unos 1032grados centígrados. Éste fue el comienzo.

Ésta fue la primera etapa de nuestro universo, la llamada época Planck, que terminó 0,00000000000000000000000001 segundos después del big bang. Luego comenzó su enfriamiento, aparecieron pares de partículas y antipartículas que se aniquilaron mutuamente, pero no tenemos la menor idea de cómo fue que un gran número de materia sobrevivió a la antimateria, a pesar de que, al interactuar, ambas se desintegran la una a la otra en una especie de batalla campal.

La relación de la materia con la antimateria nos indica que el universo no debería existir, puesto que deberían haberse aniquilado mutuamente, sin que una se impusiera a la otra. Sin embargo, aquí estamos.

La supervivencia de la materia dio paso al nacimiento de los protones, neutrones y electrones contenidos en lo que llamamos átomos, aunque estas partículas elementales todavía no se combinaban. Para el primer segundo, el universo ya se había expandido unos veinte años luz (un año luz es una medida de distancia que corresponde a lo que viaja la luz en un año a 300.000 kilómetros por segundo; es decir, 9,5 billones de kilómetros).

Diez segundos después se inicia la llamada etapa fotónica, en la que los fotones pasaron a formar la mayor parte de la energía contenida en el universo, y es sólo veinte minutos después del big bang cuando la temperatura baja como para que los neutrones y protones se unan en estructuras simples: nacen los primeros átomos de deuterio, pero todavía falta la tabla periódica entera (fundamentalmente, los elementos que tienen más de dos protones en su núcleo, pues recordemos que lo que diferencia a los elementos de la tabla es la cantidad de protones que hay en el núcleo).

Es 300.000 años después cuando la temperatura del universo baja a un nivel que permite que los átomos de helio e hidrógeno capten electrones en su entorno. Ese helio e hidrógeno se acumulan en nubes de gas, y gracias a la gravedad forman estructuras gaseosas esféricas compactas que se encienden y fusionan convirtiéndose en las primeras estrellas. A partir del helio, los átomos se fusionan formando berilio, y de ahí a la formación de una gran cantidad de nuevos elementos: por ejemplo, cuando el berilio se fusiona con el helio produce un componente clave en la vida que conocemos como el carbono. Ésta es la etapa de recombinación, en la que electrones y protones se combinan para formar átomos neutrales.

El universo continuó expandiéndose y enfriándose, lo que permitió que partículas pequeñitas se agruparan y formaran átomos que luego se unirían en estructuras mayores para formar estrellas, galaxias y, a la larga, también a nosotros. Muchas cosas tuvieron que suceder para que tú y yo estemos hoy aquí. La historia de cómo llegamos a nuestros días es increíblemente extensa.

Aquel universo que se inició en un simple punto continúa expandiéndose de manera indefinida: en este preciso momento, mientras lees estas páginas, el universo se expande a una velocidad de aproximadamente 67,36 kilómetros por segundo por megapársec (un megapársec es el equivalente a 3,26 millones de años luz).

El astrónomo Edwin Hubble descubrió en 1929 que las demás galaxias se están alejando de nosotros y que el universo se expande: si todo continuaba separándose y alejándose, pues entonces toda esa materia y energía en algún momento tuvieron que estar extremadamente cerca, tal como sostuvo el astrónomo Georges Lemaître en 1927 tras presentar la ya mencionada teoría del big bang.

Sumado a las observaciones de Hubble se encuentra el descubrimiento en 1964 de la radiación cósmica de fondo de microondas, de la mano de Arno Penzias y Robert Wilson: esa radiación es el registro más antiguo que tenemos de nuestro universo y es un remanente de los restos de luz del big bang. La famosa imagen de la radiación de fondo de microondas es la luz más antigua del universo, la que nos muestra cómo era el cosmos casi 400.000 años después del big bang. Es el resplandor que todavía queda y muestra el calor de aquella explosión que dio inicio al cosmos: cuando encendemos la televisión y no sintonizamos ningún canal (los puntitos negros, blancos y grises), eso es lo que estamos observando, la infancia del mismísimo cosmos.

Es unos 1.000 millones de años después cuando se forman los primeros cúmulos de galaxias y es en el interior de las primeras estrellas donde se forman los primeros átomos de elementos como el oxígeno o el carbono, fundamentales para el desarrollo de la vida. Tanto el hierro como la plata y el oro se formaron de estrellas que murieron de modo explosivo hace miles de millones de años, y fueron esparcidos por todo el cosmos haciendo que se adhirieran a otras estrellas y planetas, como el nuestro, que se formarán más tarde.

Nosotros somos, incluidos nuestro cuerpo y cada átomo que nos compone, restos de antiguas estrellas que vivieron hace miles de millones de años:somos polvo de estrellas, estamos compuestos de los mismos elementos que hace miles de millones de años fueron fusionados dentro de alguna estrella de la que ya sólo queda algún cadáver estelar. Somos el legado y el resultado de estrellas que murieron hace millones de años. Somos material estelar, pues todos los átomos que componen nuestro cuerpo, excepto el hidrógeno, fueron fabricados en el interior de una estrella.

2. Nuestro sistema solar

Millones de años atrás, nuestra galaxia Vía Láctea emprendió su nacimiento, una galaxia espiral cuyo nombre procede del mito griego que sostiene que aquello que vemos en el cielo es el camino de la leche de Hera, expulsada al cielo cuando amamantaba a Hércules. Ahí estamos nosotros.

Sin embargo, nuestra galaxia no es la única. Según las estimaciones existen en el cosmos más de 200.000 millones de galaxias. Del mismo modo, nuestro Sol no es la única estrella: se calcula que la nuestra es una de los más de 200.000 millones de estrellas en nuestra galaxia, como es el caso de Alfa Centauri, ubicada a unos 4,37 años luz de nuestro sistema solar. Así pues, la próxima vez que mires al cielo presta mucha atención porque, sin saberlo, tal vez estés viendo estrellas que tengan sus propios mundos y, con suerte, quizá alguno sea similar al nuestro.

En algún momento, nuestro sistema solar, que deambula por ahí en los suburbios de nuestra galaxia y que en este mismo momento gira en torno a su centro, fue una gran nube de gas y polvo compactada como producto de la gravedad. Nuestro Sol, junto a otras estrellas, se formó en el interior de una nebulosa (una nube de gas y de polvo estelar, una especie de «fábrica de estrellas» como son las nebulosas del Águila o de Orión).

Nuestra estrella también tiene estrellas hermanas a lo largo de la Vía Láctea, pues durante millones de años estuvo acompañada de sus hermanas, y formó lo que conocemos como uncúmulo abiertoo un conjunto de estrellas jóvenes que están unidas durante un tiempo por su gravedad, pero que, con el pasar del tiempo, se dispersan y toman caminos diferentes.

Mientras nuestro Sol se formaba, a su alrededor giraban residuos que colisionaron y se unieron gracias a la gravedad, mediante el modelo de acreción del núcleo (fundamentalmente los más rocosos, que acumulan materia de manera gradual). En las regiones más apartadas del sistema solar, donde el viento solar no fue tan intenso como para que el helio y el hidrógeno se acumularan, permanecieron los planetas gigantes gaseosos de la talla de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Los que quedaron más cerca de la estrella acumularon mayor cantidad de gas y polvo y se convirtieron en planetas. A uno de ellos lo llamamos casa.

Pero, como todo tiene un fin, a nuestra estrella también le llegará el suyo: el Sol ha quemado la mitad de su hidrógeno. Esto significa que está en la mitad de su vida y que dentro de 5.000 millones de años, cuando lo consuma todo, se volverá una gigante roja, su color cambiará, perdiendo el amarillo y pasando a un color más rojizo, y será mil veces más brilloso de lo que es ahora. La próxima fase de nuestra estrella será convertirse en una enana blanca del tamaño de nuestra Luna, y a lo largo de millones y millones de años se irá enfriando hasta volverse una enana negra, sin una pizca de luz, y aquel astro que fue fuente de vida y nos dio inolvidables atardeceres quedará apagado para siempre.

Cuando el Sol muera, los planetas que giran alrededor de nuestro astro quedarán calcinados y toda vida que habite en alguno de ellos también perecerá. Toda materia que componga los planetas en órbita, una vez destruidos, retornará al espacio interestelar y quizá, algún día, sirva para crear nuevas estrellas, planetas o formas de vida.

Lo que sí sabemos es que definitivamente los humanos no podremos estar en nuestro sistema solar durante más de 5.000 millones de años. Antes de que el Sol muera, tendremos que buscar un nuevo hogar. A nuestra especie le tocará expandirse más allá de nuestro pequeño planeta, pues esto no es una ocurrencia o un antojo. Si queremos que la humanidad perdure un poco más, este hecho debe ser una necesidad.

Éste es un buen momento para recordar que estamos aquí por pura casualidad, pues como declaró Jacques Monod: «El universo no necesita la vida, ni la biosfera ni al hombre, simplemente en la ruleta de Montecarlo salió nuestro número». Estamos aquí gracias a que nuestro planeta no se encuentra demasiado cerca ni demasiado lejos del Sol, pues estamos en el lugar justo para que la vida nazca dentro de un sensacional caldo cósmico.

Somos una mera probabilidad: la posibilidad de que las moléculas de un gen deHomo sapiensse unan al azar es de 1 sobre 10.217. Esto quiere decir que es prácticamente nula, inexistente. Sin embargo, sucedió, y aquí estamos, a veces presenciándolo como espectadores prepotentes, sin recordar que somos un cúmulo de moléculas que se unieron al azar y con la suerte de sobrevivir a las numerosas adversidades de nuestro entorno cósmico y terrestre.

3. La formación del planeta Tierra

Este lugar que habitamos comenzó como una pelota de partículas que se compactaron gracias a la fricción y la gravedad a partir de materiales básicos llamados elementos, de los que hay más de noventa: el más ligero es el hidrógeno y el más pesado es el uranio.

Si pudiésemos observar nuestro planeta en sus inicios más lejanos, aproximadamente unos 4.500 millones de años atrás, veríamos algo similar a un infierno con más de 2.000 grados centígrados de temperatura, nada de aire y puro dióxido de carbono, nitrógeno y vapor de agua. Un caldo tóxico que nos haría morir de manera inmediata, además de no tener siquiera una superficie sólida, pues todo era un inmenso mar de lava. Esta era geológica es conocida como laera hadeana,en la que la vida no existe y sólo abundan erupciones volcánicas.

Fue entonces cuando sucedió algo que cambió para siempre la historia de nuestro planeta: un joven planeta llamado Theia, del tamaño de Marte, fue directo hacia el nuestro a una velocidad veinte veces superior a la de una bala. Ambos colisionaron, y billones de toneladas de escombro quedaron esparcidas alrededor; a lo largo de unos mil años la gravedad lo transformó en un anillo de rocas que rodeó a nuestro planeta. El anillo amasó ese escombro que, más tarde, se convertirá en una bola de más de 3.000 kilómetros de diámetro: éste es el nacimiento de nuestra Luna.

4. La vida en el planeta Tierra

Unos 3.900 millones de años atrás, nuestro planeta contempló una lluvia de meteoritos que cargaban diminutas gotas de agua. Éste fue el ingrediente clave para la vida que se desarrolló posteriormente. Con el tiempo, y al ir enfriándose, la Tierra moldeó material rocoso y una clase de «piscinas». Mientras la lava se enfría, el agua abunda, la superficie comienza a compactarse y aparecen las primeras islas que se transformarán en continentes.

El planeta sufrió una nueva lluvia de meteoritos 100 millones de años más tarde. A medida que se desbarataban, éstos expulsaron aminoácidos de alguna parte del cosmos y fueron a parar al fondo del agua. Las grietas de nuestra corteza terrestre dieron paso a la filtración de agua, donde se acumularon los minerales de aquellos meteoritos y un conjunto de gases que crearon un perfecto caldo químico con sustancias que se unieron para dar estructura a la primera forma de vida en nuestro planeta: una clase de organismos microscópicos que llamamos bacterias unicelulares. De aquí en adelante, la fotosíntesis y el desarrollo de la respiración harán lo suyo.

Millones de años más tarde, en el lecho marino nacieron unas colonias de bacterias vivas llamadas estromatolitos, que transformaron la luz solar en alimento (fotosíntesis) e hicieron uso de la energía lumínica con el fin de convertir el dióxido de carbono y el agua en glucosa. Los estromatolitos, que poco a poco van expandiéndose, se convierten en grandes productores de un gas llamado oxígeno, el cual acaban esparciendo a lo largo de las aguas. Ese oxígeno también se encargará de convertir los restos de hierro del agua en un óxido que cubrirá el fondo marino, dejándolo repleto de rocas ferrosas que millones y millones de años más tarde usaremos para edificar ciudades y construir puentes. Éste es el fin de laera arqueana,en la que ya habrán surgido los metanogenes (procarióticos), las cianobacterias, y tendremos la presencia de oxígeno en el aire.

Unos 2.500 millones de años atrás dimos paso a la tercera era geológica del planeta, laera proterozoica, que se divide en dos períodos (el Criogénico y el Ediacárico), en la que surgen las células complejas (eucariotas), la Tierra se congela en una era glaciar, y luego aparecen las criaturas pluricelulares, hace aproximadamente unos 540 millones de años, gracias a unas bacterias primitivas que sobreviven al hielo y evolucionan en los océanos.

En este período abundan las plantas y una especie de molusco marino similar a las babosas: lawiwaxia. Con estos organismos complejos multicelulares la vida avanza, se vuelve más dinámica y los seres que habitan el planeta logran desarrollar esqueletos. El gran impulso se dio gracias a la formación de un tipo de gas llamado ozono, que se encargó de formar una especie de manto espeso alrededor del planeta, absorbiendo la peligrosa radiación solar. Es gracias al ozono que en este planeta son posibles tanto la vida como su evolución.

Cuando los primitivos seres vivos salen del agua, se desarrollan los sistemas nervioso, hormonal e inmunitario, iniciando una nueva aventura en tierra firme para conseguir alimento, pero volviendo al agua para poner los huevos. El primero en experimentar esto fue un pez llamadoictiostega. Sus descendientes se animaron a pasar cada vez más tiempo en tierra firme gracias a las branquias, con las cuales capturaban oxígeno, pero también gracias al desarrollo de las famosas lágrimas, pues había que mantener húmedos los ojos para poder ver bien tanto en la tierra como en el agua. Tras estas selecciones y evoluciones aparece una cola, y sus descendientes serán los batracios y anfibios. Si este pez no hubiese desarrollado lágrimas, probablemente no estaríamos aquí. Además, el desarrollo del esqueleto hizo que los animales fueran más sólidos, al igual que el de los músculos, gracias a los cuales ya no somos una pelota de gelatina, sino algo con mucha mejor forma.

Aquí ya entraremos en laera paleozoica, dividida en seis períodos: Cámbrico (surgen las conchas, huesos y dientes), Ordovícico (surgen los vertebrados), Silúrico (aparecen los gusanos y las plantas terrestres primitivas), Devónico (surgen los peces óseos y tetrápodos, los primeros organismos terrestres con cuatro extremidades que salen del agua y evolucionan en los próximos períodos), Carbonífero (aparecen los anfibios, reptiles, bosques y moscas) y Pérmico (surgen los reptiles medio mamíferos, parientes lejanos de lo que hoy conocemos como tortugas).

El cierre de la era paleozoica se coronó con un acontecimiento que conocemos como lagran mortandad, una extinción masiva que ocurrió 250 millones de años atrás y tuvo como resultado la desaparición de más del 95 por ciento de la vida en la Tierra.

5. Los dinosaurios

Tras lagran mortandadtendrán que pasar millones de años para que nuestro planeta y la vida que habita en él puedan recuperarse. Ahora llegará el turno de los dinosaurios, unos seres que evolucionan de un cúmulo de reptiles que sobrevive a la extinción.

Entramos finalmente en laera mesozoica, dividida en tres períodos: Triásico (evolucionan los primeros dinosaurios, los pequeños mamíferos y los ictiosaurios), Jurásico (los dinosaurios habitan la tierra y los pterodáctilos dominan los cielos) y Cretácico (es el período de los últimos dinosaurios y de los más conocidos, como el velocirraptor, el triceratops y el tiranosaurio rex, pero también surgen nuevos insectos, flores, pájaros y las primeras serpientes). Todo este período transcurre entre 250 y 65 millones de años atrás.

Esta «era de los reptiles», en la cual los dinosaurios tuvieron su apogeo, acabó hace 65 millones de años debido al impacto de un asteroide del tamaño del monte Everest que marcó el fin de su reinado. El impacto se compara con la energía de varios millones de bombas nucleares. Terremotos, tsunamis, erupciones, ceniza, calor y una temperatura superior a los 300 grados centígrados. El planeta se volvió oscuro y padeció un efecto invernadero que condujo luego a un recalentamiento.

Los dinosaurios se extinguieron, pero de todo este caos sobrevivió un mamífero similar a los sorícidos, parecidos a las musarañas y los lémures, que hasta entonces había sido una de las principales presas de los dinosaurios, algo que les hizo aprender a esconderse bajo la tierra o vivir en los árboles. Esta herramienta evolutiva les permitió sobrevivir a esta gran extinción.

6. El momento de los mamíferos

Ahora llegó el turno de los mamíferos, que después de la extinción de los dinosaurios se movieron hacia zonas ecológicas donde predominaba la luz diurna, pues se concluye que algunos de los miedos congénitos que tenemos los primates son el temor a las caídas, a la oscuridad y a las serpientes. Nuestros antepasados no sabían qué sucedía en la oscuridad ni quién podía atacarlos, y por eso solían dormir en los árboles, y de allí el miedo a las caídas en nuestros sueños, algo que tiene una evidente relación con nuestros orígenes en los árboles, un miedo que también compartimos con otros primates. Tampoco es casualidad que los sonidos onomatopéyicos que hacemos para pedir silencio sean similares a los de los reptiles que nos atemorizaban. La supervivencia de los primeros mamíferos dependía completamente de cuán inteligentes fueran y cuántos peligros lograran sortear a lo largo del día y la noche.

Unos 65 millones de años atrás comienza la era cenozoica, dividida en cinco grandes períodos: Paleoceno (los mamíferos aumentan de tamaño), Eoceno (las ballenas vuelven al océano), Oligoceno (evolucionan los caballos en América), Mioceno (los simios comienzan a migrar) y Plioceno (aparecen los primeros seres bípedos y los primeros humanos).

Hace 1,8 millones de años se inició laera histórica, dividida en tres períodos: Pleistoceno (se produce la glaciación y aparecen grandes mamíferos como el mamut), Holoceno (se da el origen de la agricultura y la ganadería, y también de las primeras civilizaciones humanas) y Antropoceno (que es la era actual, también conocida como la «edad de los humanos»).

Nosotros nos hemos formado a lo largo de 450 millones de años, y somos el resultado de interacciones imparables entre seres vivos y su ambiente, pues compartimos con todos los otros seres de este planeta un origen común: aunque a veces no lo parezca, estamos emparentados en términos genéticos con insectos, algas, árboles, reptiles, bacterias y demás seres vivos. Así lo confirma la genética molecular: partes de nuestro ADN vienen de información genética que llevaban consigo las primeras criaturas que habitaron el planeta.

Desde hace millones de años la vida en este planeta se esfuerza de manera permanente por adaptarse lo mejor posible a su ambiente, mejorar sus condiciones de vida, sobrevivir y satisfacer sus necesidades. Nos encontramos en una permanente lucha por prevalecer.

Esta perspectiva nos da las herramientas para ser conscientes del trayecto que hemos recorrido en la extensa historia de la evolución de la vida en el planeta. Fue un largo camino para que lo echemos todo por la borda, nos matemos los unos a los otros o juzguemos la vida de los demás humanos, ¿verdad? Estar aquí, vivos, hoy, es una aventura inigualable. El universo le da a la vida tan sólo un instante para brillar. Lo más inteligente sería no desperdiciarlo:

Un estudio sobre las probabilidades de que existas tal como eres arrojó lo siguiente: las probabilidades de que tus padres se encuentren en un mismo lugar son una entre 20.000. Una entre diez de que se hablen. Una entre cien de que salgan una vez y continúen saliendo durante más tiempo y finalmente una moneda al aire de que sigan juntos hasta tener hijos. Si combinamos estas probabilidades nos da una entre 40 millones. Esto apenas comienza. Tú fuiste un esperma y las probabilidades de que ese esperma y no otro se haya encontrado con un óvulo son una entre 400 cuatrillones, y si sumamos ese número con la probabilidad de que tus ancestros no interrumpieran su linaje durante toda la existencia humana nos da uno entre diez a la 45.000 potencia. Imagínate un 10 con 45.000 ceros a un lado. Este número es más largo que todas las partículas que hay en el universo, incluso si consideramos que cada una de esas partículas fuera un universo en sí mismo. Pero espera, el esperma correcto tuvo que entrar en el óvulo correcto en cada uno de tus ancestros con cada generación. La probabilidad de que esto suceda es uno entre 10 a la 2.640.000 potencia. Un cuatrillón multiplicado por otro cuatrillón por cada generación tuya, y aquí estás. Finalmente, si sumamos todo lo que hemos dicho y combinamos todas las probabilidades, nos da que la probabilidad de que tú existas tal como eres es de uno entre 10 a la 2.685.000 potencia. ¿Sabes a qué equivale esto? A que dos millones de personas se juntaran en un mismo lugar, arrojaran un dado con un trillón de caras y cada uno de estos dos millones de personas obtuviera el mismo número de doce dígitos. Es algo imposible, la probabilidad es cero. Y es por esto mismo que tu vida no es una casualidad, es unacausalidad. Tú no estás aquí por una causa, estás para un efecto. Tú no estás aquí por algo, estás aquí para algo. Crea significado con tu vida, que tu vida sirva para hacer de este mundo un lugar mejor.

7. El géneroHomo

Hace seis millones de años vivió nuestro antepasado común con los chimpancés, cuando los linajes del chimpancé y el ser humano se separaron: no venimos de «los monos», sino «de un mono». En aquel momento, una hembra de simio tuvo dos hijas: una fue el ancestro de todos los chimpancés y la otra, de nosotros, los seres humanos.

Al ser humano le llevó aproximadamente cuatro millones de años evolucionar. El género australopiteco o «simio austral», que podía caminar largas distancias y mantenerse de pie, se impuso entre 4 y 2,5 millones de años atrás en África Oriental, cuando nació la australopiteco Lucy (uno de los primerosAustralopithecus afarensisdescubiertos, quien fue más allá de los cómodos árboles y emprendió un viaje explorando la sabana). El nombre Lucy tiene su origen en Donald Johnson, que en 1974 descubrió el 40 por ciento del esqueleto de estaAustralopithecus afarensisy le dio el nombre de una canción de The Beatles que sonaba en ese momento, en el campo de investigaciones al sur de Etiopía:Lucy in The Sky with Diamonds. Es así como podemos describir al australopiteco como una especie de «primer borrador del ser humano».

Desde entonces algunos comenzaron a moverse hacia distintas áreas con climas y entornos diferentes. Esto hizo que las poblaciones humanas evolucionaran tomando múltiples caminos que derivaron en numerosas especies:

Homo habilis:El ‘hombre hábil’ que usó herramientas líticas y tuvo un cerebro, dientes y manos distintos de los anteriores australopitecos. Aparece hace unos dos millones de años.
Homo erectus: El ‘humano erguido’, cuyas herramientas fueron más elaboradas que las de loshabilis, y lograron adaptarse a una amplia diversidad de ambientes, tanto tropicales como templados. Aparece hace 1,5 millones de años y aprendió a dominar el miedo instintivo que sentía por el fuego, logrando controlarlo y producir con ello uno de los avances más importantes de la humanidad, que le permitió protegerse de los depredadores o cocinar sus alimentos, lo cual facilitó increíblemente el proceso de digestión. El fuego también nos ayudó a salir del calor de África y propagarnos por todo el mundo.
Homo floresiensis: El ‘hombre de Flores’, de corta altura, proveniente de la isla de Flores (Indonesia).
Homo ergaster: Este homínido apareció en el continente africano hace unos dos millones de años, y se cree que es el ancestro directo delHomo erectus, considerado también el primer homínido que pudo salir del continente. Su anatomía muestra un salto evolutivo respecto a las anteriores.Homo ergastersignifica ‘hombre trabajador’, pues esta especie trajo una mejora en la elaboración de herramientas y utensilios más complejos y con mejores técnicas.
Homo neanderthalensis: El neandertal apareció en el frío de Europa y Asia Occidental unos 350.000 años atrás, y es la última gran especie homínida previa a la evolución de lo que conocemos como «humanos modernos». Con los neandertales compartimos una historia y una herencia genética interesante, pues pareciera ser que nuestros genomas todavía se despojan lentamente del ADN neandertal y lo rechazan. Esto sugiere que en algún momento de esta historia lossapiensse aparearon con los neandertales hace unos 100.000 años. No sabemos cómo desaparecieron, si lossapienslos mataron o si sencillamente no fueron lo suficientemente fuertes como para persistir en el destello evolutivo que les dio la existencia, pero sea como fuere todavía llevamos sus genes y así los hemos convertido, mientras tanto, en inmortales. Vive entre 250.000 y 30.000 años atrás.
Homo cromagnon: Fue robusto, de cuerpo pesado, mucho más alto que el resto de las especies de la época y con una barbilla prominente. Fue nuestro ancestro inmediato y apareció hace unos 25.000 años, una población prehistórica deHomo sapiens.
Homo sapiens:Sapiens, el ‘hombre sabio’, evolucionó en África. Su laringe, ubicada más abajo que la del resto de las especies anteriores, le da un plus: puede vocalizar muchos más sonidos. El resto es historia.

Los humanos actuales somos parte del reino animal, el dominio es eucariotas, el filo es cordados (es decir que tenemos una columna vertebral) y la clase es mamíferos (porque producimos leche). Nuestro género tiene, aproximadamente, unos dos millones de años: desde entonces hasta hace unos diez mil años, este planeta fue el hogar de varias especies humanas.

El punto de partida es el siguiente: todos los humanos que habitamos hoy este planeta somos de alguna manera «primos lejanos», ya que nuestra especie tiene un origen único, proveniente de una población común ancestral. Todos los humanos vivos descendemos de una población de aproximadamente 14.000 humanos que se reprodujeron en el África subsahariana.

En 100.000 años lossapienssaltamos a la cima de la cadena alimentaria, y unos 70.000 años atrás comenzamos a hacer cosas un poco más especiales, moldeándonos espontáneamente hasta convertirnos en el humano moderno en términos anatómicos que somos hoy.

Salimos de África hace 50.000 años y llegamos a Europa. Hace 40.000 años dejamos nuestros primeros registros en las cuevas con pinturas rupestres donde representamos la vida, los animales y la caza a través de dibujos en las paredes. Hace 30.000 años se extinguieron los neandertales, 16.000 años atrás lossapiens«colonizamos» el continente americano y unos 13.000 años atrás se extinguió elHomo floresiensis; quedamos únicamente nosotros,Homo sapiens, como sobrevivientes, y reemplazamos a las demás especies humanas para siempre (o por ahora).

Éste es un buen momento para imaginar cómo sería vivir en los zapatos (que por lo general no tenían) de nuestros lejanos antepasados. Todos ellos vivieron en bandas de unas pocas personas que iban de un lado a otro subsistiendo de la caza o la pesca. Esto fue así durante millones de años. Cazábamos, pero también éramos cazados por depredadores todavía más grandes y fuertes que nosotros. Desde hace unos 300.000 años lossapiensusamos el fuego de forma cotidiana. Ésta fue la señal de las grandes cosas que llegaremos a lograr más tarde.

8. El reinado deHomo sapiens

Ayer me porté mal con el cosmos. Viví todo el día sin preguntar nada, sin sorprenderme de nada. Realicé acciones cotidianas como si fuera lo único que tenía que hacer.

Wislawa Szymborska,
poeta polaca premio Nobel de Literatura 1996

Los seres humanos también somos el producto de permanentes interacciones entre seres vivos y su ambiente. Por el momento somos el único animal que logró cuestionarse su propia existencia y que, gracias al uso de su razón, otro producto de la evolución, logró los avances y el progreso que disfrutamos. El lenguaje, la cooperación, la escritura, la cultura, el comercio, todos estos órdenes espontáneos nos fueron dando forma para conseguir las grandes cosas que hemos alcanzado. El proceso para llegar a ser lo que somos y para acabar dominando el planeta no fue nada simple, pero lo logramos. Nos transformamos, crecimos, evolucionamos y logramos cosas que ninguno de nuestros antepasados habría podido soñar.

Ese mismoHomo sapiensque creía estar en el centro del cosmos, que creía ser el centro del universo, se dio cuenta gracias al uso de la razón de que estaba en el medio de un increíble océano de galaxias, planetas y estrellas, en los suburbios de una galaxia cualquiera, modesta, pero desde la cual hicimos y descubrimos grandes cosas. Esta galaxia forma parte de un grupo de cincuenta galaxias más que conforman lo que conocemos como Grupo Local. En dicho grupo hay tres galaxias que destacan, Andrómeda, la galaxia del Triángulo y la nuestra. Este Grupo Local está integrado en un grupo mayor, el supercúmulo de Virgo, que agrupa miles de galaxias. Dentro de unos 4.500 millones de años, nuestra galaxia y Andrómeda colisionarán formando una galaxia elíptica a la cual ya bautizamos como Lactómeda.

El punto es recordar todo lo que conseguimos y, además, pelear para no perderlo. La humildad deberá enseñarnos que estamos en un pequeño planeta que gira incesantemente alrededor de una estrella del montón y que, como dijo el astrofísico Carl Sagan, cuando la Tierra muera dentro de unos 5.000 millones de años, cuando haya quedado reducida a cenizas o haya sido tal vez consumida por el Sol, surgirán otros mundos, estrellas y galaxias que nada sabrán de un lugar alguna vez llamado «Tierra».

ElHomo sapiensno es lo importante del universo, es más bien el creador de la importancia, que es una dimensión completamente humana en su relación con el mundo. Es al ser humano al que le importan cosas, dimensiones, lugares en el centro, en vez de la periferia, ser objeto de atención. Essapiensel que piensa que tiene que haber algo más importante que él porque cree que todo lo demás es menos importante. Eso más importante se le debe parecer. El hombre es grande y es pequeño a la vez; ambas cosas son su problema.

9. Arte prehistórico

El ser humano ha dado nombres a los distintos estilos de arte de determinados períodos o etapas de la historia, teniendo en cuenta a artistas que comparten métodos, historia, estilos o ideales. Ésta es la característica que todos los movimientos y estilos artísticos tienen en común. Un movimiento artístico, por ejemplo, es iniciado intencionadamente por un grupo pequeño de creadores que buscan provocar un cambio, y suele estar asociado a un estilo artístico o a una ideología. Por otro lado, los períodos artísticos tienden a no obedecer a una elección consciente por parte de los artistas, y se dan de forma gradual tras cambios culturales o políticos, sumado a que se basan en épocas históricas que van a la par.

El arte prehistórico comienza hacia el año 40000 y se extiende aproximadamente hasta el 3000 a. C. Este arte se basa en las pinturas rupestres. Uno de los yacimientos más famosos es la cueva paleolítica de Lascaux, en Francia, donde fueron pintados animales y expresiones de la vida cotidiana. Estas pinturas tienen más de 17.000 años de antigüedad. La mayoría ha sido descubierta en Europa, aunque también hay importantes pinturas rupestres en África, Asia y América. De este período no sólo encontramos pinturas en paredes de cuevas, sino también utensilios y artefactos. Improntas de manos y dibujos con figuras de animales, como por ejemplo los bisontes, fueron la decoración de las paredes en las cuevas más primitivas.

Este tipo de arte está caracterizado por expresiones con fines rituales o míticos, y ha dejado un registro de la vida en aquellos años de nuestro pasado prehistórico. El esquematismo, la abstracción y el simbolismo son características con las que podemos identificarlo.

El período prehistórico se divide en tres grandes etapas cronológicas:

Arte paleolítico: Es el más antiguo de todos. El arte paleolítico se inicia aproximadamente hacia el año 40000 a. C., con técnicas muy sencillas y colores básicos, por lo general usando trozos de hueso, piedras o los mismos dedos. Dentro de este tipo de arte encontramos figuras de animales salvajes, escenas de cacería y representaciones humanas. Fueron típicas en Europa y el norte de África.
Arte mesolítico: El arte durante esta etapa refleja una transición entre los mecanismos o técnicas del período anterior y las nuevas del siguiente, el Neolítico. Aquí se representan mayormente escenas rituales con figuras esquemáticas.
Arte neolítico: Se inicia aproximadamente unos 10.000 años atrás, con la aparición de la agricultura y la ganadería. En este período encontramos pinturas con figuras humanas, huellas de manos y representaciones del entorno humano. Aquí surgen técnicas sedentarias al estilo de la cerámica. A finales de esta etapa aparece el arte megalítico con grandes figuras de piedras, como las que componen Stonehenge. En el Neolítico, la Edad de Piedra más reciente, se dejan de pintar animales y ya hacia su final, hace unos 5.000 años, se elabora una técnica interesante para producir utensilios a partir del descubrimiento de los metales: primero las piedras verdes fundidas al fuego fueron convertidas en cobre, pero como era demasiado blando, a los humanos de este período se les ocurrió mezclar el cobre con otro metal, el estaño, para darle mayor consistencia, y la aleación de ambos metales es lo que conocemos como bronce.

Algunas de las pinturas y piezas más reconocidas del arte prehistórico son las pinturas rupestres de la cueva de Altamira (España), donde se observan dibujos de animales; la Venus de Willendorf (Austria), una mujer desnuda tallada en piedra caliza y pintada con ocre rojo de entre el 27000 y el 25000 a. C, y la estatua de figura humana llamada el menhir de Mollet (España), de finales del Neolítico, que data del 3000 a. C.

10. La revolución agraria

Nuestros antepasados comenzaron construyendo tiendas, domesticando animales, movilizando sus rebaños, y fueron descubriendo cómo cocer barro en hornos con la finalidad de hacer cerámica.

A lo largo de todos estos miles de años, el mundo fue testigo de la invención de barcas, de arcos y flechas, de agujas, de lámparas de aceite y de cómo, de manera espontánea y a través de la necesidad, íbamos encontrando mecanismos para comunicar ideas, emociones y pensamientos, en una especie de revolución cognitiva.

Dos millones de años atrás, el cuerpo de los primeros antepasados del géneroHomofue adaptándose y evolucionando hasta parecerse al nuestro, y con un cerebro más grande y mayores conexiones cerebrales internas, se convirtieron en los primeros cazadores-recolectores. Esto les da un empujón y acaban dispersándose por el continente europeo, mientras su cuerpo continúa evolucionando, creciendo y cambiando. Más tarde, los humanos modernos desarrollan capacidades fundamentales como el lenguaje, la cooperación entre grupos e individuos, el comercio y la cultura.

Sin embargo, hace 9.000 años el planeta es espectador de la llamada Revolución neolítica, en la que lossapiensdomestican las plantas y los animales. Fue aquí cuando elsapienscomenzó a dedicarle su tiempo y esfuerzo a la manipulación de algunos animales y plantas, sembrando, cosechando y cuidando. Esta revolución fue la transformación de la manera en que vivieron aquellos antepasados nuestros.

Pero pareciera ser, dice Harari enSapiens.De animales a dioses(2013), que fue el trigo el que manipuló a lossapiensa su perfecta conveniencia, haciendo que el cuerpo de lossapiensevolucionara para llevar a cabo todas las tareas que éste exigía. La transición a la agricultura nos trajo dolencias, hernias, artritis y demás. Ahora, cultivar trigo nos daba más comida y nos hacía multiplicar en número. La revolución agrícola permitió que las poblaciones crecieran, dejando atrás el hasta entonces exclusivo mecanismo de caza y recolección.

Más adelante, hace aproximadamente entre 6.000 y 5.000 años atrás, dimos inicio a la escritura en Mesopotamia, en algún lugar de Oriente Próximo, y el planeta fue testigo del auge y desarrollo de civilizaciones más avanzadas junto a los primeros reinos. Lo que denominamos historia comienza con la escritura, pues antes de la historia está la prehistoria o todo lo que sucedió antes de que supiéramos cómo escribirlo.

La evolución cultural también ha dejado su impacto en los humanos modernos, cambiando nuestra alimentación, nuestro sueño, nuestro descanso, nuestra forma de trabajar, el modo en que sobrevivimos a los distintos climas y otros tantos factores que llevaron al cuerpo humano a dar grandes pasos.

11. La Edad Antigua

La Edad Antigua es el período de la historia en el cual se desarrollan las primeras grandes civilizaciones a lo largo de Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma. La Edad Antigua se inicia en el año 4000 a. C., con el nacimiento de la escritura, y acaba en el año 476 d. C., con la caída del Imperio romano de Occidente, que da paso a la siguiente etapa, conocida como Edad Media o Edad Oscura, pues todos los comienzos y finales de las etapas de la historia están marcados por acontecimientos claramente relevantes.

A lo largo de la Edad Antigua aparece la escritura. Cada cultura desarrolla sus mecanismos particulares, como es el caso de los egipcios, quienes representan objetos a través de símbolos, o los fenicios, quienes idean un alfabeto consonántico de veintidós letras, adoptado luego por los griegos, que le agregan las vocales. Respecto de la escritura, sabemos que los pueblos mesopotámicos escribieron sobre tablas de arcilla, mientras que los egipcios y griegos usaron el papiro y los reinos helenísticos crearon el pergamino (los romanos usaron ambos, tanto el papiro como el pergamino).

Otra característica de la Edad Antigua es la predominancia de las religiones politeístas, las cuales rendían culto a «más de un dios», que por lo general se asociaban a fenómenos naturales. La excepción a dicho politeísmo fueron los persas, quienes rendían un culto exclusivo a Ahura Mazda, y los hebreos (la religión de los hebreos es el judaísmo, la primera religión monoteísta oficial de la historia).

A lo largo de esta etapa también creamos las primeras leyes con el fin de hacer más amena la convivencia entre las grandes poblaciones, dando nacimiento a los primeros códigos que aplican penas a determinadas conductas, como es el Código Hammurabi, un conjunto de 282 leyes y normas que se remonta al Imperio babilónico y es conocido como el primer código civil y penal, plasmado en una piedra en el año 1750 a. C. y redactado por Hammurabi, el rey de la ciudad mesopotámica de Babilonia.

Las principales grandes civilizaciones de la Edad Antigua cumplieron un rol clave en el desarrollo de la historia humana. Para entonces existían de manera simultánea varias formas de organización política sin que se destaque una predominante entre las civilizaciones, puesto que los sumerios, fenicios y griegos se organizaban en ciudades-Estado independientes; los lidios, hebreos y hurritas gestaron reinos unificados, y los egipcios, acadios, asirios, babilonios, hititas, persas, macedonios y romanos levantaron imperios con enormes cantidades de poblaciones.

El imperio más grande de la Edad Antigua fue el Imperio romano, que durante su apogeo llegó a unificar el Mediterráneo en el siglo id. C. Además, los reyes y emperadores de la Edad Antigua tenían poder absoluto y concentraban todos los poderes estatales en sus manos, mientras que en la mayoría de los casos imponían un poder hereditario. En lo que a la jerarquización social respecta, las poblaciones también estaban diferenciadas en distintos grupos con distintas obligaciones, tareas y derechos, desde la realeza, la nobleza, los sacerdotes, los comerciantes, los artesanos y los campesinos hasta los esclavos.

A lo largo de esta etapa, la agricultura fue la gran fuente de alimentación y trabajo, pues la mayoría de las poblaciones vivían del campo y del trabajo de la tierra, cultivando trigo, lentejas o cebada, y con los excedentes procedían al comercio, en la mayoría de los casos, mediante el trueque (el comercio con moneda comienza a gestarse en el siglo viia. C., cuando los lidios inventan la primera moneda).

12. Las primeras civilizaciones de la Edad Antigua

La Edad Antigua fue el período de la historia que abarcó desde el surgimiento de las primeras formas de escritura hasta la caída del Imperio romano; en esta etapa surgieron grandes civilizaciones en Mesopotamia, Egipto, Grecia y Roma.

Mesopotamia

Fue en Mesopotamia (cuyo nombre significa ‘tierra entre ríos’, en referencia a los ríos Tigris y Éufrates, que desembocan en el golfo Pérsico) donde desarrollamos la escritura. Los sumerios, acadios, asirios, amorreos, casitas y babilonios se establecen allí a partir del 3500 a. C.

Fue también la cuna de la civilización, pues allí se crearon la legislación y la escritura cuneiforme, la cual nació con un objetivo administrativo para tener control sobre la contabilidad de las cosechas de sus pueblos, enmarcada en una especie de trazos separados con punta y aspecto de triángulos o cuñas. Aquí no había papiros, pero sí arcilla blanda que más tarde era cocida en hornos y daba como resultado tablas duras de cerámica. En ellas se escribieron para siempre los relatos de la epopeya de Gilgamesh y sus portentosas luchas.

Mesopotamia, ubicada en Asia y localizada en el Oriente Próximo, tuvo a Babilonia como su ciudad más famosa y, alguna vez, la mayor ciudad del mundo, en la cual individuos de todas partes se reunían para intercambiar bienes y mercancías. Entre los años 1700 y 300 a. C., aproximadamente, Babilonia fue el centro del mundo, y fue una ciudad de conocimiento y de observación de los cielos y las constelaciones.

El último rey babilonio que realmente concentró grandes cantidades de poder fue Nabucodonosor, quien vivió aproximadamente en el año 600 a. C. Fue famoso por pelear contra Egipto, por sus campañas de guerra y por la creación de canales de agua para fertilizar la tierra.

Babilonia pasó de mano en mano: Hammurabi, Nabucodonosor I, el persa Ciro II el Grande y la Macedonia de Alejandro Magno, quien acabó destruyendo la Persia de los aqueménidas e incorporó Mesopotamia a su propio imperio.

Además, los asirios y los babilonios les pusieron nombres a los astros. Éste es un dato interesante, pues aquello dio origen a nuestra semana: los planetas, sumados al Sol y la Luna, nos daban un total de siete cuerpos. Esto se tradujo en siete días, pues el domingo es llamado así por el día del Sol, el lunes por el día de la Luna, el martes por el planeta Marte, y después Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno (miércoles, jueves, viernes y sábado). Curiosa la historia de los días de la semana (la palabra tiene su origen en el latínseptimana, por la división en siete).

Aquí debemos agregar que el pueblo judío se extendía en un país entre Egipto y Babilonia, lo que lo convirtió en blanco fácil para la conquista y dominación permanente, primero de los egipcios y luego de los babilonios, quienes también movilizaron de aquí para allá a los pueblos que allí vivían. Mientras los pueblos de aquellos años rendían culto a múltiples dioses, los judíos rezaban a un único dios y sus cantos, que eran las hazañas de Dios, son lo que conocemos como el Antiguo Testamento de la Biblia. Los profetas sostenían que todos los sufrimientos del pueblo judío eran castigos y pruebas, pero que más pronto que tarde llegaría una redención con un mesías salvador que devolvería al pueblo su poder y una gran felicidad.

Los egipcios

La civilización egipcia se estableció a orillas del río Nilo, donde se inventó la escritura jeroglífica, se construyeron las pirámides y se momificaron los cadáveres, y su forma de gobierno, además de ser absoluta y hereditaria, era teocrática, pues los faraones egipcios estaban convencidos de que eran una especie de dioses vivos en la tierra. El reino unificado se crea de la mano de la primera dinastía tras unir el Alto y el Bajo Egipto, aproximadamente en el 3150 a. C.

Hace unos 5.100 años, un rey llamado Menes era la cabeza gobernante de Egipto, el primer rey soberano del país, que, atravesado por el río Nilo, sufría grandes inundaciones al menos dos veces al año. Una vez que el agua se retiraba, de la tierra emanaba fertilidad y con ello crecían los cereales. Todo aquello hizo que los egipcios le rezaran a su río desde los momentos más antiguos de los que tenemos registro, identificándolo con una especie de dios, pues su río es fundamental para comprender el desarrollo de la civilización egipcia.

Los reyes de aquel Egipto se llaman faraones, personas con un enorme poder que dictaban qué se podía hacer y qué no. No mucho tiempo después de Menes vivió el rey Keops, que hizo un pedido colosal: la construcción de la pirámide de Keops, su propia tumba. Seres humanos apilando aquellas piedras, con puros rodillos y palancas, empujando en el calcinante calor de África mientras recibían latigazos, durante treinta años, para satisfacer el deseo del faraón.

Los egipcios veneraban a múltiples dioses (quienes creen en muchos dioses son llamados «paganos»), y pensaban que éstos mandaban sobre la tierra, entre ellos Osiris, Isis, el dios Amón (el Sol) o incluso Anubis, quien tenía poder sobre el mundo subterráneo. Por ello, los egipcios sostenían que cada uno de los faraones que los gobernaba era hijo del dios del Sol, y con esa creencia los faraones abusaban de su poder mediante el temor. Otro detalle interesante sobre la religión de los egipcios fue su creencia en que las almas abandonaban el cuerpo, pero cada tanto regresaban a él: esto los lleva a la inexorable necesidad de conservar los cadáveres (llamados momias) a los cuales rodeaban de alimentos, ropa, ofrendas e imágenes del muerto para que las almas estuvieran cómodas al regresar a sus cuerpos.

Los egipcios también desarrollaron su propia escritura en los llamados jeroglíficos (o ‘signos sagrados’), visualizados como figuras de hombres, flores, lechuzas, escarabajos y líneas quebradas y espirales. Gracias a una piedra en la cual aparecía el mismo contenido en lengua griega (una especie de primera traducción de la historia), hoy sabemos qué decían aquellos jeroglíficos. Aquella piedra es la famosa piedra Rosetta, y se encuentra en el increíble Museo Británico de Londres. Además, los egipcios escribían en tiras de juncos del Nilo llamadospapyros(en griego), que iban enrollados.

El reino de los egipcios duró más que cualquier otro, unos 3.000 años. Cabe traer a la historia al faraón Akenatón, quien vivió en 1370 a. C. y acabó «creando» el primer borrador del monoteísmo, pues dispuso que aquella religión egipcia de múltiples dioses era innecesaria y que había únicamente un dios, el Sol, al que se le debía rezar. Los antiguos templos fueron cerrados y se prohibieron las ideas más antiguas. Tras su muerte, los egipcios regresaron a sus antiguas creencias y así permaneció todo mientras duró este gran imperio milenario.

Los griegos

La Hélade o Antigua Grecia fue otra de las grandes civilizaciones de la Edad Antigua, que representa la cuna de la historia, la filosofía, la comedia, la política, la ciencia y también de los famosos Juegos Olímpicos. Fue en Atenas, una de sus más destacadas ciudades-Estado, donde a lo largo del siglo va. C. se creó el primer bosquejo de la democracia directa como mecanismo de gobierno. Por ello, Grecia es la cuna de la cultura occidental.

Uno de los pueblos que más inquietaron a los griegos fueron los persas, ubicados en las altas cordilleras de Asia al norte de Mesopotamia. Durante un largo período los persas estuvieron bajo el poder de los asirios, y más tarde de los babilonios, hasta que un día el gobernante Ciro decidió cortar con aquella sumisión y sumó a sus tropas en una marcha hacia la llanura de Babilonia. Los persas, con Ciro a la cabeza, tomaron la ciudad y avanzaron liberando a los pueblos sometidos por los babilonios. Por entonces también los judíos regresaron a Jerusalén.

El próximo paso de Ciro sería la conquista de Egipto, meta que cumplió su hijo Cambises, quien destronó al faraón egipcio y puso fin a un largo imperio de casi 3.000 años. Tiempo después de Cambises llegó el rey persa Darío, quien se encargó de administrar el enorme Imperio persa, extendido de Egipto hasta las fronteras de la India. El próximo paso serían las ciudades griegas, con comerciantes poco acostumbrados a que otros les impusieran órdenes. Los griegos se rebelaron expulsando a los funcionarios persas, puesto que no estaban dispuestos a pagar tributos ni acatar órdenes del rey de Persia, quien acabó armando una enorme flota sólo para destruir Atenas y conquistar a los griegos; la flota naufragó en medio de una fuerte tormenta. Más tarde, específicamente en el año 490 a. C., con una nueva flota, los persas desembarcaron en Maratón con el fin de marchar hacia Atenas. Los atenienses, bajo el mando del general Milcíades, los atacaron y vencieron. Los barcos persas habían cambiado su rumbo hacia Atenas, pero Milcíades se percató y, aprovechando que el viaje era más largo por agua que por tierra, envió a un mensajero llamado Filípides a correr deprisa para advertir a los atenienses (fue la llamada carrera de Maratón, y de ahí que la distancia recorrida, 42 kilómetros, sea la de la prueba atlética actual).

Darío murió, pero dejó a Jerjes con la meta de vengarse de los griegos, así que éste formó un ejército de todos los pueblos sometidos por los persas. Tras aguas agitadas, una parte del ejército fue por agua y otra por tierra: en el 480 a. C., en el norte de Grecia, un ejército de Esparta intentó detenerlos en las Termópilas. El ejército espartano fue rodeado por los persas y los 300 soldados cayeron en combate. Ésta fue la famosa batalla de las Termópilas. Más adelante, veremos en detalle los resultados y las demás batallas que tuvieron lugar durante aquellos años.

En resumidas cuentas, los griegos no se aferraban a ideas y costumbres. Por el contrario, las cuestionaban y ponían todo de cabeza mientras buscaban innovaciones y cambios. En los cien años que siguieron tras los enfrentamientos con los persas, los habitantes de Atenas pensaron, escribieron, pintaron y filosofaron como nunca nadie lo había hecho, tanto que hoy aquellos temas forman parte de nuestras ideas y pensamientos.

Los griegos, entonces, no tenían un rey común, puesto que cada ciudad era dueña de sí misma. Lo que sí compartían era una religión y deportes, dos asuntos que además estaban plenamente relacionados. Cada cuatro años se celebraban los Juegos Olímpicos en honor al dios Zeus, en una especie de competiciones en el santuario de este dios, en Olimpia. Allí se encontraban todos los griegos, dorios y jonios, atenienses y espartanos, jugando distintos deportes y compitiendo. La primera olimpíada se celebró en el año 776 a. C.

Los romanos

La civilización romana emana del corazón de Italia a mediados del siglo viiia. C., obteniendo más tarde el dominio de todas las costas del mar Mediterráneo, donde se expande y lleva su lengua (el latín), sus mecanismos para construir ciudades, su arquitectura y sus leyes. Esta civilización representó una de las más importantes de la historia y la detallaremos más adelante.

Al caer el Imperio romano acabó la Edad Antigua, dejando atrás el formato de imperios y dando paso a los llamados «feudos», organizaciones de menor tamaño. Así se inicia la siguiente etapa de la historia: la Edad Media.

13. Arte clásico

El arte clásico establece las bases sobre las cuales se inspira el arte occidental. Está dividido en cuatro períodos (geométrico, arcaico, clásico y helénico). La etapa clásica es la más famosa, pues es la época de la edad de oro de la Antigua Grecia y el auge de Atenas, con grandes proyectos arquitectónicos de la talla del Partenón. Trasmitir belleza, rasgos, vitalidad y fuerza fueron los grandes lemas en los que hicieron énfasis los artistas helénicos, transmitidos más tarde a los romanos, quienes desarrollan sus propias técnicas.

Este estilo comenzó en el siglo viiia. C. y continuó hasta elvd. C. Aquí mencionamos distintas disciplinas artísticas como la pintura, la escultura y la arquitectura, además de la literatura. Los griegos hicieron énfasis en los templos de piedra caliza y mármol, en las plazas públicas que conocemos como ágoras y en las grandes bibliotecas. En términos de escultura destacaron las figuras humanas a partir de la representación de la belleza y los aspectos mitológicos. Más tarde, los romanos, quienes absorben el trabajo y la cultura de los griegos, ponen el acento en los templos de piedra y ladrillo, los circos y los panteones.

Este arte está vinculado de manera directa a las civilizaciones clásicas occidentales de Grecia y Roma. Algunas obras destacadas de este período son la Acrópolis de Atenas (siglo va. C.); elDoríforo, una escultura en bronce de Policleto realizada entre los años 450 y 440 a. C.; laVictoria alada de Samotracia, también conocida comoNiké de Samotracia, la diosa de la victoria, una escultura hecha en mármol de Paros en el año 190 a. C. perteneciente al período helenístico; laVenus de Milo, una de las estatuas de mármol más reconocidas y representativas del período helenístico de la escultura griega, creada aproximadamente en el año 130 a. C., y el Panteón de Roma, antiguo templo romano, encargado por Marco Agripa durante el gobierno de Augusto y terminado por el emperador Adriano en el año 126 d. C.

14. La importancia de la Antigua Grecia

La Antigua Grecia jugó un papel clave para la definición del rumbo que tomó nuestra civilización. Con los pensadores presocráticos se inicia una aventura de apertura mental, científica, filosófica y de ideas sin precedentes que cambia nuestra historia para siempre.

Es allí, en la Antigua Grecia, donde hace más de 2.000 años nuestros antepasados comenzaron a hacerse preguntas elementales que llevaron el pensamiento crítico a una evolución especial. Los griegos pusieron en jaque la mentalidad basada en los dioses, pensaron nuevos modelos de gobernanza, desarrollaron la idea de democracia, se preguntaron cómo se rigen los cielos, los astros, la filosofía de la naturaleza, cuáles son las «leyes» que nos dejan los pies en el suelo y hasta si es posible o no cortar un objeto en pedacitos de manera infinita (sobre esto último llegan a la conclusión de que no es posible, y que el máximo hasta donde puede dividirse algo es lo que llamanátomo, cuyo significado es que ‘no puede cortarse’).

Los presocráticos fueron un grupo de pensadores que antecedieron a Sócrates (de ahí su nombre), entre ellos los naturalistas como Tales, Anaxímenes y Anaximandro; los metafísicos como Heráclito (540-480 a. C.), quien sostuvo que todo está en un estado de cambio y flujo permanentes o que «no podemos bañarnos dos veces en el mismo río», y Parménides (515-450 a. C.), quien partió del lema «el ser es y el no ser no es» y rechazó las disputas basadas en los sentidos. También podemos sumar a los matemáticos de la escuela pitagórica y a otros tantos pensadores y filósofos más que dejaron su legado antes de Sócrates.

De la mano de Tales, Anaximandro, Anaxímenes, Pitágoras, Heráclito o Parménides, la filosofía jugó un rol fundamental. Son innumerables los pensadores y filósofos que le dieron un vuelco clave a nuestra historia, pero podríamos mencionar algunos más.

Tenemos a los sofistas como Protágoras (490-420 a. C.), quien sostuvo que el hombre es la medida de todas las cosas, pues defendió que no hay verdades universales y que la verdad es relativa, en contraposición a Sócrates, quien la consideraba absoluta, lo que dio a la corriente de Protágoras el nombre derelativismo. Otro de los más reconocidos sofistas fue Gorgias (487-376 a. C.), quien destacó por su habilidad retórica y por sostener que ésta era el único ámbito de conocimiento específico que debía aprenderse. También agregó que las cosas verdaderas no existen y que, aunque existiesen, no las podríamos conocer.

La civilización griega nos deja un legado sin precedentes a través de sus obras científicas, filosóficas, matemáticas, artísticas, políticas y arquitectónicas, como los pilares fundacionales del mundo occidental. Cabe destacar que fue en ciudades como Mileto, o en Atenas, donde se respiraba el auge de la apertura y el comercio, donde estos pensadores y dicho desarrollo se inspiraron, brotaron y nacieron. El comercio y la apertura fueron dos ejes clave para entender cómo donde hay movimiento constante de culturas, personas y bienes pueden lograrse grandes cosas.

15. La obra de Homero

Es en la Antigua Grecia donde en el siglo viiia. C. brotan obras fantásticas como las de Homero: laIlíada, obra clave de la literatura universal, y laOdisea.

La famosa leyenda de la guerra de Troya se hizo célebre en laIlíada, donde se cuentan los combates de los griegos y las proezas de Aquiles ante la ciudad.Ilíadasignifica ‘Ilion’ o ‘Ilium’, otro nombre para Troya. Sin embargo, en esta obra no se menciona el caballo de Troya, pues esa historia aparece en laOdisea.

En laIlíadase observa la ambición del jefe máximo de los griegos, Agamenón, quien fue capaz de inmolar a su hija Ifigenia para que los vientos fueran favorables a la flota griega. También se observa la cólera de Aquiles, molesto porque Agamenón le arrebata a su prisionera Briseida, y las lágrimas de Príamo, quien se rinde a los pies de Aquiles para recuperar el cadáver de su hijo Héctor. El eje, además, gira sobre Helena de Troya, la «mujer más hermosa de la tierra» de aquellos tiempos, casada con Menelao, rey de Esparta. Cuando Menelao la encuentra entre las ruinas de Troya la quiere matar, pero observa la belleza intacta de sus senos y no lo hace.

Los pretendientes rechazados de Helena se deciden a hacer una promesa: si alguien la secuestra, irán a rescatarla. Helena acaba huyendo con Paris, príncipe de Troya, y los guerreros griegos, incluidos Aquiles, Agamenón, Odiseo (Ulises en latín), Ayax y otros, acampan en las puertas de Troya esperando su regreso. En laIlíadaHomero narró la guerra de Troya, y transmitió el mundo de la Grecia heroica, junto a su moral y sus representaciones.

Mientras tanto, laOdisease consagra a referir las aventuras de Odiseo después de la conquista: tarda diez años en un caótico periplo de regreso a su reino, Ítaca. Penélope, su esposa, es buscada por pretendientes que quieren contraer matrimonio con ella tras suponer que su esposo ha muerto en sus largos años de viaje. Penélope decide que cuando termine un tejido decidirá qué hacer: cose por el día y deshace por la noche la misma prenda. Zeus ordena a la diosa Calipso que deje marchar a Odiseo, pero éste naufraga, puesto que Poseidón se molesta cuando Odiseo deja ciego a su hijo, el cíclope Polifemo. Odiseo es rescatado por la princesa Nausica y desciende al inframundo, hasta que, por fin, después de veinte años, llega y descubre que los más de cien pretendientes de su esposa están en las afueras de su casa y que al día siguiente Penélope elegirá con quién se quedará. Matando a los pretendientes, Odiseo gana el concurso organizado por Penélope, y ambos viven felices.

Éstas son las dos principales obras maestras de la literatura europea y de las más antiguas. Podemos decir que Homero fue el primer gran escritor.

16. La filosofía de Sócrates

En la actualidad no tenemos nada escrito directamente por Sócrates (470-399 a. C.), pero sí por un buen número de discípulos que lo siguieron, como el caso de los estoicos; gracias a ellos quedaron registros de sus increíbles contribuciones. Sócrates fue maestro de Platón, quien más tarde fue maestro de Aristóteles.

Sócrates se dedicó a la enseñanza, vivió en los tiempos de Pericles y se alistó tres veces como soldado en la guerra del Peloponeso. Estuvo interesado por temas relacionados con los problemas del cosmos, por los naturalistas griegos y, desde luego, por las complejidades del ser humano, como descifrar cuáles son su naturaleza, su esencia, su porvenir o su realidad última.

Sócrates propuso la autoconciencia. Propuso conocerse a uno mismo como mecanismo para alcanzar la verdadera felicidad y saber qué es la virtud o sabiduría: la virtud, sostuvo, es lo que hace feliz a nuestra alma, y si el alma no está en paz es porque ignora la virtud, pues sólo quien conoce el bien y el mal y sabe cómo poner en práctica tal conocimiento es capaz de ser feliz. Para lograrlo es menester partir desde cero y reconocer que uno es ignorante, que uno «sólo sabe que no sabe nada». Para Sócrates, el bien es un valor universal.

Descrito por Jenofonte como un sabio que buscó permanentemente el conocimiento, por Platón como un sabio y gran maestro que enseñaba a alcanzar la verdad, Sócrates inició un mecanismo de enseñanza y método filosófico que se llamómayéutica(dar a luz), o método socrático, con el fin de ayudar al discípulo a gestar sus ideas. Del mismo modo que la mujer da a luz un hijo, los humanos tenemos que dar a luz la verdad: el partero sólo está para ayudar a otros a dar a luz el saber. Sócrates se convirtió en un preguntador profesional en vez de en un predicador comunitario.

El punto de partida de Sócrates era que admitiéramos la ignorancia, la falta de conocimiento, usando preguntas y diálogos como mecanismos de indagación, mediante el método o diálogo socrático. Desde allí se plantó en las antípodas de todo tipo de fundamentalismo y dogmatismo.

Por preguntar y cuestionar, por «alejarse de los principios de la democracia» y por «pervertir» a la juventud al enseñarle sobre otros dioses que no pertenecían a la fe de la ciudad, el Tribunal de los Quinientos lo condenó a beber una planta venenosa llamada cicuta, y falleció después de beberla.

17. La filosofía de Platón

Platón (427-347 a. C.) nació en Atenas y, además de ser el principal discípulo de Sócrates, formó parte de la aristocracia ateniense.

Fundó la Academia, desde donde ejerció la enseñanza, y fue un admirador del modelo espartano. Escribió obras comoLa República, en la que plasmó una utopía imaginaria de un país ideal gobernado de «manera sabia» por reyes filósofos, y describió su visión de una ciudad-Estado dirigida por guardianes que dedicaban su vida al bien común y no tenían vida familiar ni posesiones.

Según Platón, antes de que el alma se una al cuerpo contempla las ideas y conoce la verdad. No obstante, cuando inicia su existencia terrenal se olvida prácticamente de todo. Además, advierte, la esencia de las cosas está en un plano de realidad que es independiente de los objetos y de los cuerpos (para Aristóteles, en cambio, la esencia de los cuerpos se encuentra en ellos mismos) y llega a vincular la belleza con la verdad; así genera la trilogía filosófica histórica: verdad, belleza y bondad.

Platón sostuvo que la idea del bien es la idea suprema entre todas las posibles (para cada una de las cosas existe una idea). Pero eso no es todo, Platón consideró que las ideas no se encuentran únicamente en nuestra mente, sino que realmente existen (las ideas residen, según Platón, en lo que llama el «mundo de las ideas», y nosotros vivimos en el «mundo de los fenómenos», al que se accede mediante la experiencia, y que se puede ver y oír).

Mientras Platón sostenía que todas las cosas del mundo real son una copia de las ideas, Aristóteles afirmaba que la esencia de las cosas y de los seres vivos no es una idea invisible, sino que está en el interior de cada individuo, y denominaba forma (eidos) a la esencia, a aquello por lo que las cosas son lo que son. Las cosas, dice Aristóteles, están hechas de materia (hyle). La forma y la materia componen a los objetos y seres vivos. Esto le da a la visión de Aristóteles el título de realista frente a la teoría de las ideas y las abstracciones de Platón.

Cabe mencionar la famosa metáfora en la cual busca explicar la doble realidad que percibimos, llamadaEl mito de la caverna, de Platón, una alegoría de la filosofía idealista plasmada enLa República.

En resumidas cuentas, se trata de una situación ficticia que ayudaría a comprender la relación entre el mundo de las ideas y el mundo de lo físico: Platón comienza mencionando unos hombres encadenados en una caverna desde que nacen, sin salir ni mirar hacia atrás, sin saber el origen de las cadenas.

Así permanecen mirando una de las paredes de la caverna; detrás de ellos hay una hoguera que ilumina la zona, y hombres que llevan objetos y cuya sombra se refleja proyectada en la única pared que ven los hombres encadenados. Observan animales, árboles y personas. Pues esta caverna representa, según Platón, las artimañas de los tramposos para que no se noten sus trucos.

La ficción que proyecta la luz de la hoguera nos distrae de la realidad. Estos hombres piensan que ésa es la realidad, hasta que uno se libera, descubre el mundo y la luz solar. Al principio es cegado por la luz, pero cuando regresa a la cueva para contar la verdad a sus compañeros, éstos no le creen.

Este mito nos dice que nosotros estamos en el fondo de una caverna, encadenados a nuestra ignorancia, prejuicios y sentidos que nos muestran sombras. A veces, querer ver más allá nos confunde porque no estamos acostumbrados. El mito de la caverna nos dice que no tenemos que creer la información que nos brindan los cinco sentidos sin antes someterla a la razón.

Algunos de los filósofos que inician una nueva aventura de aquí en adelante son, por ejemplo, Epicuro (341-270 a. C.), fundador de la escuela epicúrea, la cual propone una moral hedonista y personalista, en la que la forma de alcanzar el estado de tranquilidad mental es mediante el placer, la liberación del miedo a la muerte y la cultivación de la amistad, cimentada en lo que se llama «sensualismo epistemológico». También cabe mencionar el atomismo de Demócrito (460-370 a. C.) o el estoicismo fundado por Zenón de Citio en el siglo iiia. C., con su doctrina filosófica caracterizada por un cosmopolitismo en el que todos los seres humanos son ciudadanos libres del mundo, y con índole moralista, pues para el estoico la felicidad se encuentra dentro del hombre mismo, y por ello no debe buscarse el placer fuera de él: el ser humano debe dominar sus pasiones y buscar una armonía universal, un estado de imperturbabilidad, pues es mediante la abstinencia que se alcanza la tranquilidad del alma.

18. Atenas y Esparta, dos modelos

En la Antigua Grecia identificamos dos polos opuestos de modelo de gobierno. Por un lado, la ciudad-Estado de Atenas, donde nace la democracia, desarrollada por los atenienses para ejecutar un sistema de gobierno en el que las decisiones eran tomadas por una asamblea de ciudadanos (limitada para algunos, claro, dejando fuera a mujeres, esclavos y extranjeros) y no por un gobernante con carácter de rey o emperador, como sucedía en otras ciudades-Estado. En esa misma Atenas la vida económica floreció a partir de la apertura al comercio y a las ideas.

En el otro extremo contemplamos a Esparta, una ciudad-Estado de carácter militar en la que la libertad individual estaba anulada y todo se subordinaba al poder central, con una educación basada en la guerra y un evidente proteccionismo económico. Asimismo, en Esparta se establecían regulaciones sobre cuándo debía casarse cada ciudadano y cuándo había que quitarle los niños a la familia para hacerlos de bien común (los niños abandonaban la casa de sus padres desde pequeños para ser sometidos a la educación militar).

EnLa Repúblicay enLas leyes, Platón muestra su admiración hacia los rasgos totalitarios de la sociedad espartana controlada por oligarquías (élites gobernantes que buscan su propio interés y controlan la mayor parte de la riqueza del país, gobernadas por grandes familias de terratenientes caracterizadas por tener un sistema antidemocrático). Platón también llegó a admirar a las autoridades que mandaban sobre masas a las que no se les pedía el consentimiento para ser gobernadas, y dejó claro cuánto le llamaba la atención el modelo espartano de propiedad comunal. Esto acaba sentando las bases de diversas ideologías colectivistas que vendrán siglos más tarde.

Fue Platón quien propuso la necesidad de un gobierno fuerte y centralizado, atacó la propiedad privada y celebró el sistema espartano. En las antípodas, Aristóteles cuestionó la visión de Platón sobre la propiedad común, se mostró favorable a la propiedad privada y a incentivarla, y dejó claro que su principal consecuencia es la armonía de la sociedad.

De esta manera, hace más de 2.000 años, los divergentes modelos de Atenas y Esparta encabezaron los polos opuestos: uno más favorable a la libertad, la democracia y el libre comercio, y otro más favorable al proteccionismo, el gobierno central y una guerra permanente.

Atenas y Esparta nunca se soportaron, y durante tres décadas estuvieron enfrentadas en la llamada guerra del Peloponeso, la cual terminó arruinando a Grecia, incrementando la pobreza y destruyendo la prosperidad ateniense.

19. Las guerras médicas

A lo largo de más de cien años, entre 550 y 465 a. C., tres reyes persas (Ciro, Darío y Jerjes) extendieron su poder sobre el Mediterráneo, ocupando Lidia en Asia Menor y distintas ciudades griegas jónicas, mientras avanzaban hacia la Grecia central.

Entre 490 y 449 a. C. y con el fin de tener el control sobre la cuenca del mar Egeo, se enfrentaron las polis griegas y el Imperio persa en lo que conocemos como las guerras médicas: los griegos lograron la victoria sobre los persas y detuvieron su expansión hacia el oeste. Mientras los griegos organizaban sus ciudades, el rey de los persas reunía en un imperio a todos los pueblos de Oriente, exponiendo los roces entre la monarquía meda y las ciudades helénicas.

El primer enfrentamiento tuvo lugar en Asia Menor, donde Ciro, el rey de Persia, sometió a algunas colonias griegas que acabaron siendo vencidas y se convirtieron en vasallas de los persas. Los atenienses enviaron navíos para sostener la rebelión de los jonios y sus soldados entraron en Lidia. Así es como se da inicio a las dos guerras médicas.

La primera guerra médica (492-490 a. C.) es una expedición contra Atenas, hacia donde Darío envía quinientos buques que desembarcan un ejército de persas en Maratón, a pocas horas de Atenas. Los griegos y persas se enfrentaron en una batalla campal que, podría decirse, fue el primer duelo formal en la historia militar y el primer encuentro bélico Oriente-Occidente. Los atenienses salieron victoriosos. De aquí en adelante, desde el primer encuentro entre los griegos y los persas, entre Roma y Egipto, guerreando, conquistando, adoctrinando, Oriente y Occidente, más tarde el islam y el cristianismo, seguirán obsesionados el uno con el otro.

La segunda guerra médica (482-479 a. C.) tuvo lugar diez años más tarde con una invasión persa encabezada por el rey aqueménida Jerjes I, hijo de Darío, quien juntó a los pueblos de su imperio y creó un ejército multitudinario. Jerjes se mostró dispuesto a poner en práctica la última voluntad no cumplida de su padre: vengarse de los griegos y, en especial, de los atenienses por enviar ayuda a los rebeldes jonios y derrotar a las fuerzas persas en la batalla de Maratón, durante la primera guerra médica.

En el año 481 a. C., una flota persa de 1.200 buques de guerra recorrió la costa de Tracia, cruzando el canal del monte Athos. Aterrorizados, muchos griegos acabaron sometiéndose al rey persa, mientras el oráculo de Delfos de los atenienses anunció que Atenas sería destruida. Atenas y Esparta resistieron y se esforzaron por conformar una liga de griegos contra persas, con los espartanos a la cabeza por tierra y los atenienses por mar, gestando una unión para detener la invasión persa.

Las batallas se dieron en diferentes contextos: primero en las Termópilas, donde el ejército del rey Leónidas de Esparta fue derrotado por los persas en el 480 a. C.; luego en Salamina, donde la escuadra persa quedó encajada en un estrecho y, sin posibilidad de maniobra, fue derrotada por los griegos en el mismo año. Esta victoria griega estuvo dirigida por Milcíades, quien preservó la cultura helénica y marcó el destino de la civilización occidental; y más adelante en Platea, donde el ejército persa fue destruido por los hoplitas helénicos. Los griegos acabaron venciendo al rey persa y la historia cambió para siempre.

Esparta se volvió relevante durante más de ciento veinte años, y alcanzó su renombre en la anteriormente mencionada batalla de las Termópilas, en la que los espartanos dirigieron la defensa griega contra la invasión persa, y resistieron con un pequeño pero fuerte ejército de trescientos espartanos bajo el mando de Leónidas durante dos prolongados días: fueron derrotados, pero esta batalla representó una motivación moral para todos los griegos.

Resuelto el problema con los persas, Atenas y Esparta volvieron a guerrear desde el 461 al 446 a. C. y otros treinta años desde el 431 a. C. en adelante, en la famosa guerra del Peloponeso, de la que los espartanos salieron victoriosos con la ayuda de una flota persa.

20. La guerra del Peloponeso

En esta contienda bélica se enfrentan entre los años 431 y 404 a. C. los dos grandes pueblos griegos, Atenas y Esparta. La mayoría de los enfrentamientos y acciones bélicas ocurrieron en la península del Peloponeso (de ahí el nombre de la guerra). Las dos ligas divididas fueron las ciudades marítimas que respondían a Atenas, y las del interior que siguieron el mando de Esparta. Esta guerra duró veintisiete años, y fue Pericles, de Atenas, declarado enemigo de Esparta, quien encendió la chispa que se prolongó varios años después de su muerte. ElDiscurso fúnebrees una exaltación de Atenas, su valentía y su honor.

Si nos remontamos a las causas de esta contienda, debemos viajar al año 445 a. C., cuando se firmó un acuerdo de paz entre las distintas ciudades griegas. En este acuerdo, Atenas tuvo que renunciar a territorios que pasaron a manos de Esparta, aunque quedó a cargo de los dominios marítimos y el acceso al mar Mediterráneo.

Como es de esperar cuando las instituciones tienen tendencias más democráticas y las sociedades valoran el comercio y la apertura, los atenienses comienzan a vivir un progreso, desarrollo y crecimiento nunca antes visto. Esto les dio mayor poder frente al resto de las ciudades-Estado griegas, principalmente frente a Esparta, que inició la guerra amparada en su necesidad de detener el poderío ateniense. El enfrentamiento quedó expuesto: las instituciones democráticas atenienses contra las instituciones militares y oligárquicas espartanas. Atenas liderando la Liga de Delos, y Esparta liderando la Liga del Peloponeso.

La guerra fue principalmente una lucha por la hegemonía griega. Atenas y Esparta se enfrentan, Esparta sale victoriosa con la ayuda de los persas y tras reforzar su propia flota.

Las consecuencias fueron claras: la Liga de Delos quedó disuelta; los griegos quedaron en deuda con los persas; Esparta se convirtió en la principal ciudad griega, y tuvo inicio una profunda crisis en todo el territorio griego, principalmente en Atenas, que tras acabar la guerra en el 404 a. C. quedó bajo el poder de Esparta. Los espartanos reemplazaron la democracia ateniense por una oligarquía conocida como el régimen de los treinta tiranos, magistrados oligarcas que gobernaron a los atenienses con crueldad, terror y sangre.

El período conocido como el régimen de los treinta tiranos o el «gobierno del terror» tuvo su inicio una vez depuesta la democracia ateniense, durante un proceso que obedeció las órdenes de Terámenes y Critias, bajo un modelo despótico, con matanzas y persecuciones.

Esta guerra marcó el fin de un largo período dorado de cultura y dominio atenienses en la historia de la Antigua Grecia.

21. Alejandro Magno

Esparta y Atenas, ya agotadas tras un siglo de guerras, abandonaron la batalla contra los persas. Sin embargo, apareció otro pueblo determinado a continuarla y acabar con el Imperio persa: los macedonios. Rudos como los antiguos dorios y asentados en el extremo norte de Grecia, considerados medio bárbaros por los griegos, y con reyes que se decían descendientes de Hércules, pasan más tarde a ser reconocidos como miembros de la familia helénica.

Tras combatirse los unos a los otros durante años, los griegos descuidaron la amenaza de los persas; incluso llegaron a obedecer sus órdenes y someterse a ellos, a pesar de que el imperio de los persas había comenzado su debilitamiento.

Durante las guerras de los griegos, y por estar en el interior y alejados del mar, los reyes macedonios no participaron demasiado en todas estas contiendas. Pero fue en el 360 a. C. cuando asumió el trono en Macedonia un joven llamado Filipo II, quien se adjudicó la meta de crear un gran ejército y tomar los puertos de la costa de Macedonia con el fin de obligar a los griegos a aceptar su mando para combatir, de una vez por todas, a los persas. Filipo quería convertirse en rey de toda Grecia.

Este cometido le llevó más de veinte años. Mientras, tomó el poder y se expandió por distintas ciudades del norte. En el 337 a. C., la propuesta de Filipo en Corintio fue quedar al mando de un ejército griego que se decidiera a invadir Asia. En aquellos tiempos, habitaba en Atenas un político que en la asamblea despotricaba permanentemente contra los planes del rey Filipo de Macedonia. Este orador era Demóstenes, cuyos discursos contra Filipo se llamanfilípicas. Sin embargo, con una Grecia poco unida para defenderse, el rey Filipo triunfa sobre los griegos que cien años atrás se habían defendido nada más y nada menos que de los persas. Filipo no sometió ni saqueó a los griegos, pues su meta era otra: conformar el gran ejército de griegos y macedonios para marchar y conquistar Persia.

Filipo fue asesinado en el año 336 a. C., antes de ultimar los detalles de la campaña bélica, y su hijo, Alejandro Magno, fue proclamado rey de Macedonia y reconocido como la cabeza de toda la Hélade. Alejandro, que desde temprana edad fue educado por su mentor Aristóteles, gobernó desde el año 336 hasta el 323 a. C.

Entre los años 334 y 326 a. C. inició una expedición a Oriente, y condujo hacia el este un ejército greco-macedónico de más de 40.000 hombres, hasta conquistar, finalmente, a los persas y crear un nuevo imperio. A lo largo de su reinado sometió a las tribus bárbaras del norte del reino, lo que se conoció como la Liga de Corinto. Alejandro derrotó a las tropas del rey Darío III, a la flota persa por tierra, conquistó Egipto, fundó la ciudad de Alejandría y, por último, anuló a Darío III en Gaugamela y se declaró legítimo gobernante del Imperio persa.

Alejandro fundó más de setenta ciudades, algunas como Alejandría en Egipto, e incluso en la India, y preparó a los pueblos de Asia para que pudieran adoptar las costumbres y la lengua de los griegos, hasta reunir a todo el mundo antiguo desde Egipto hasta el Cáucaso. Alejandría se convirtió en el puerto central de comercio al mundo entero, y sustituyó a las ciudades fenicias. Su imperio estuvo formado por Grecia, Egipto, Fenicia y Palestina, Babilonia, Asiria, Asia Menor y Persia.

Cuando muere, el Imperio también muere con él. Sus generales se disputaron la herencia del imperio y entraron en guerra durante dos décadas con el fin de poseer Asia: Ptolomeo quedó al mando de Egipto; Seleuco, de Siria, y Lisímaco, de Macedonia. Este reparto de tierras dio lugar a la creación de los llamados reinos helenísticos (Egipto, Siria y Mesopotamia). El reino independiente de Ptolomeo y su familia, en Egipto y Libia, sobrevive hasta que Marco Antonio y Cleopatra son derrotados en el año 31 a. C. por el emperador romano Augusto. Este reino fue uno de los más duraderos.

El llamado período helenístico (hellases el nombre griego de Grecia) fue una etapa histórica que abarcó desde la muerte de Alejandro Magno (323 a. C.) hasta el suicidio de la última soberana helenística, Cleopatra de Egipto, y su amante, Marco Antonio, tras la derrota en la batalla de Accio (31 a. C.). Esta etapa es considerada como un período de transición entre el fin de la época clásica griega y el auge del poder romano.

22. El auge de Roma

La historia de la civilización romana se divide en tres etapas. La primera estuvo regida por la llamada monarquía romana (753-509 a. C.); la segunda, por la República romana (509-27 a. C.), y la última, por el Imperio romano, que tuvo su inicio en el año 27 a. C. y acabó en el 476 d. C.

La tradición sostiene que el origen de Roma se remonta a un troyano huido, Eneas, quien había llegado a Italia y cuyos descendientes fueron los gemelos Rómulo y Remo, hijos de una vestal y del dios Marte, amamantados y cuidados por una loba, Luperca. Al crecer, Rómulo asesina a Remo, funda la ciudad de Roma sobre el monte Palatino, se convierte en el primer rey y da inicio a la llamada monarquía. La fundación de Roma data del 21 de abril del año 753 a. C.

Al comienzo, Roma fue un reino gobernado de manera sucesiva por siete reyes (Rómulo, Tulio Hostilio, Anco Marcio, Tarquino Prisco, Servio Tulio y Tarquino). La figura del rey se elimina tiempo más tarde tras la rebelión popular contra el último, Tarquino el Soberbio, quien es asesinado por un noble llamado Bruto.

Esto da pie a la creación de un Senado permanente que destituye la figura monárquica y da origen a lo que conocemos como República, con una aristocracia gobernada por los patricios o ‘padres de la ciudad’ (el resto de los ciudadanos eran plebeyos, que significaba ‘gente común’). Fue la época del famoso SPQR, símbolo romano que significabaSenatus Populusque Romanus(Senado y pueblo romano). Tras mucho tiempo y varios siglos de lucha, los plebeyos lograron tener en Roma los mismos derechos que los patricios: los funcionarios supremos eran llamados cónsules, y siempre había dos al mismo tiempo y a lo largo de un año, pues a partir de que los plebeyos alcanzaron una especie de «igualdad ante la ley», uno de los dos cónsules debía ser patricio y el otro plebeyo.

Los romanos le dieron una gran importancia a su derecho, el derecho plasmado en la ley o también llamado derecho escrito, en tanto que sus leyes se encontraban inscritas en doce tablas de bronce ubicadas en la plaza del mercado. Lo que allí decía, aquellas leyes justas, se aplicaba a rajatabla y sin excepciones.

En el año 390 a. C., la ciudad de Roma fue tomada y destruida por los galos, un pueblo del norte. No obstante, los romanos la reconstruyeron, la fortificaron e instaron a las ciudades vecinas a rendirles obediencia. Roma era una ciudad poderosa, y aglutinaba ciudades italianas que se unían con ella mediante alianzas. Las legiones romanas vencían prácticamente siempre ante todos los problemas o conflictos, pues eran un instrumento militar con disciplina y ataques frontales, compuesto aproximadamente de 5.000 hombres.

En esta segunda etapa, la República romana compitió con Cartago. Cartago era una ciudad fenicia norteafricana, muy rica y poderosa. Sus habitantes eran fenicios, a quienes los romanos comenzaron a llamar púnicos. Los cartagineses se convirtieron en los principales adversarios de los romanos, pues los primeros contaban con mucho dinero como para combatir a los romanos con soldados extranjeros.

Las guerras púnicas fueron tres conflictos bélicos que los enfrentaron. Estos enfrentamientos se produjeron entre el 246 y el 146 a. C., cuando ambas eran las grandes potencias del Mediterráneo, y llevaron a Roma a alimentar su expansión territorial incluyendo la península itálica y dominios como Sicilia, Córcega, Cerdeña, Liria e Hispania.

La primera guerra púnica (264-241 a. C.) fue naval y tuvo un considerable costo para ambos bandos; nació de la invasión de Siracusa. Roma salió victoriosa y Cartago firmó un tratado de paz mediante el que cedió Sicilia al dominio romano en el 241 a. C. La segunda guerra púnica (218-201 a. C.) fue una de las más famosas debido a la expedición del cartaginés Aníbal Barca, y se inició tras el ataque cartaginés a la ciudad de Sagunto, aliada de los romanos. Los cartaginenses tenían al general Aníbal Barca al mando, uno de los estrategas militares más destacados y recordados de la historia. Cartago derrotó y humilló a Roma, pero más tarde el juego se invirtió tras la victoria romana en Hispania y el asalto a Cartago. En el año 202 a. C., los romanos vencieron a Cartago y se volvieron tan poderosos que tras aquella victoria conquistaron también la Grecia aún sometida al dominio macedonio. La tercera guerra púnica (149-146 a. C.) fue la última entre Roma y Cartago, y fue una toma, saqueo y destrucción total por parte de Roma de la ciudad de Cartago. En el año 146 a. C., los romanos asolaron Cartago y ello fue el fin de la otrora ciudad de Aníbal. Roma pasaba a ser la ciudad más poderosa del mundo.

Estos conflictos fueron clave en la instauración de los romanos, su supremacía y poderío en el Mediterráneo. Las guerras púnicas, es decir, las guerras con los fenicios, fueron largas y duras, pero tuvieron como resultado el triunfo de Roma y la destrucción completa de Cartago, y los romanos se hicieron con el imperio comercial. Tras derrotar a los macedonios y a los sirios, los romanos quedaron finalmente a la cabeza del poder en el Mediterráneo.

Durante mucho tiempo, los romanos fueron soldados, comerciantes y campesinos, y no tenían las estatuas o los monumentos que hoy vemos en las ruinas. Tampoco tenían literatura, ciencia o filosofía, todo aquello que sí abundaba en Grecia. La conquista del mundo griego por los romanos se inicia a finales del siglo iiia. C. Los vencedores imitaron y absorbieron la cultura de los vencidos, tal como habían hecho los asirios con los caldeos, y los persas con los asirios. Los romanos conservaron su idioma, vestimenta y religión, pero adaptaron la cultura, la arquitectura, la literatura y todo lo demás.

23. El Imperio romano

Roma y sus territorios crecían cada vez con mayor fuerza. Los países que quedaban bajo el poder de sus legiones se convertían en provincias romanas, las cuales conservaban su religión y lengua en tanto pagaran impuestos y enviaran cereales a Roma. Los romanos, mientras tanto, les construían carreteras e infraestructuras.

Tras su expansión territorial, los romanos comprendieron que no era suficiente tener un Senado en la ciudad de Roma. Esto da pie al auge de líderes y personajes como el general Julio César, que se apodera de la Galia, disputa la autoridad central y se enfrenta tanto al Senado como a Pompeyo en lo que conocemos como la segunda guerra civil de la República romana (49-45 a. C.).

Julio César, quien siempre quiso más y quiso ser el nuevo Alejandro Magno, consumó su autonombramiento comodictador perpetuo, algo que no generó ni una gota de alegría en el Senado. Es allí, en el Senado, donde Julio César es asesinado en los idus de marzo del año 44 a. C. a manos de una conspiración liderada por los representantes más destacados de las familias patricias que buscaban salvar la República, como Bruto, Casca y Casio, sumados al triunvirato que sigue después de su muerte (Marco Antonio, Octavio Augusto y Lépido) y que logra vencerlos. Octavio Augusto y Marco Antonio se dividieron el territorio romano.

El hijo adoptivo de Julio César, Octavio Augusto, fue el primer emperador de Roma al lograr la victoria sobre quienes asesinaron a Julio César y sobre Marco Antonio, que, unido a la reina Cleopatra de Egipto (que también tuvo uno de los romances más conocidos de la historia con Julio César), encabezó una alianza para conquistar a los romanos.

Marco Antonio tuvo a cargo el Oriente y el protectorado egipcio, pero, seducido por la reina de Egipto, Cleopatra, con quien tuvo una historia de amor marcada por la pasión y la tragedia, buscó hacerse coronar como rey de un Oriente separado de Roma. Octavio Augusto lo derrotó en el año 30 a. C. en la batalla naval de Accio, y se consagró como único dueño, reuniendo todos los poderes existentes. Octavio Augusto los aplastó a todos, y desde el año 27 a. C. recibió el título deImperator Caesar Augustus, comandante de los ejércitos. Queda claro que tras Julio César llega César Octavio Augusto, y con ello la reorganización del calendario casi tal cual lo conocemos hoy: Julio César le puso su nombre a un mes. Correcto: el mes de julio. Después de julio, como todos sabemos, viene agosto, nombre que deriva de César Octavio Augusto.

César Octavio Augusto gobernó desde el año 31 a. C. hasta el 14 d. C. En este período se dice que nació Jesús en Palestina, entonces una provincia romana. La vida, obra y pensamiento de Jesús se encuentran en la Biblia. De aquí en adelante, la expansión del cristianismo marcó para siempre la historia de la humanidad. Jesús acabó crucificado como un judío rebelde por su propio pueblo con el visto bueno del funcionario romano Poncio Pilato.

Por aquel entonces, todo lo griego era considerado extremadamente bello, pues en Roma estaba bien visto hablar griego, leer y conocer a los antiguos pensadores y poetas, o incluso tener obras de arte griegas. Le debemos a los romanos y a su buen gusto por los griegos el habernos transmitido el legado.

Pero continuemos con el Imperio. Entre los años 27 y 68 se conformó lo que conocemos como la dinastía Julio-Claudia, en la que entraron en escena emperadores como Tiberio (hijo de Livia, la esposa de Augusto), Calígula (bisnieto de Augusto y de Marco Antonio), Claudio (el tío de Calígula) y, finalmente, Nerón, que gobernó aproximadamente treinta años después de la crucifixión de Jesús. Nerón fue un emperador cruel que mandó asesinar a su madre, a su esposa y a amigos; además encarceló y ajustició a los cristianos, a quienes culpó del gran incendio ocurrido en Roma en el año 64 (a los judíos no les fue mejor, pues tiempo después Jerusalén fue sitiada varios años por Tito).

Tras ser derrocado por el ejército, que lo obligó a suicidarse, sumado a que tampoco tenía parientes que tomaran el cargo, la muerte de Nerón marcó el fin de la dinastía Julio-Claudia.

Entre los años 69 y 96 vemos pasar cuatro emperadores en un año y a la dinastía Flavia: Galba, Otón, Vitelio, Vespasiano (bajo su dominio se comienza a construir el Coliseo en Roma, que se termina diez años más tarde), su hijo Tito (durante su tiempo el Vesubio entra en erupción y entierra Pompeya y Herculano) y, luego, Domiciano, el hijo pequeño de Tito, cuyo asesinato puso fin a esta dinastía. A ellos los sigue la dinastía de los Antoninos, desde el 96 al 192. Aquí entran en escena emperadores como Nerva, Trajano, Adriano, Antonino Pío, Lucio Vero, Marco Aurelio y Cómodo, en dicho orden. El siglo iinos muestra al imperio en su mayor esplendor.

Marco Aurelio gobernó entre los años 161 y 180. No era guerrero, era tranquilo, silencioso, le gustaba leer y escribir. De él se conservó su diario, en el que redactó pensamientos sobre el autodominio y la importancia de la tolerancia. Cómodo, el último de la dinastía de los Antoninos, fue el hijo de Marco Aurelio, y fue bajo su gestión cuando el equilibrio comenzó a oscilar y su propia guardia acabó asesinándolo. El imperio entra en crisis y da origen a la dinastía Severa entre el 193 y el 235: Pertinax, Didio Juliano, Septimio Severo, Geta, Caracalla, Macrino, Diadumeniano, Heliogábalo y, finalmente, Severo Alejandro.

En su momento de máximo apogeo y extensión, los dominios de Roma llegaron a incluir los territorios actuales de países como Francia, Inglaterra, Italia, Bélgica, Suiza, Holanda, Portugal, España, Austria, Alemania del sur, Bulgaria, Rumania, Albania, Grecia, Turquía, Siria, Palestina, Armenia, Líbano, Israel, Jordania, Egipto, Libia, Túnez, Argelia, Marruecos y más.

A partir del siglo iii,el imperio afronta una crisis absoluta con una anarquía militar que se presenta, específicamente, entre el 235 y el 284. Tras una larga trayectoria, los emperadores reunifican la institucionalidad, y en el 284 llega al poder el emperador Diocleciano. Éste ejecuta reformas con elevadas burocracias y desarrolla lo que conocemos como una era de tetrarquía, en la que el gobierno del imperio se repartió entre cuatro gobernantes en cuatro nuevas capitales. Diocleciano intentó reconstruir las ruinas del imperio, fijó precios para los alimentos y persiguió a los cristianos.

Este modelo llegó a su fin en el 324 tras el nacimiento de la dinastía Constantiniana, que duró hasta el 363. Fue iniciada por Constantino I el Grande, quien reunificó y reconstruyó el imperio, y tras la amenaza de los persas trasladó la capital imperial a Bizancio, a orillas del mar Negro, renombrada en su honor Constantinopla en el 330, y actual Estambul.

El eje del imperio se movió hacia Oriente. Constantino es conocido como el «primer emperador cristiano» tras legalizar dicha religión en el 313 mediante el edicto de Milán. A partir de ese momento, el Imperio romano inicia su declive. El emperador Joviano fue el último de esta dinastía.

A partir del 364 y hasta el 392 tiene lugar la dinastía Valentiniana, iniciada por Valentiniano I y finalizada, tras otros emperadores, por Teodosio I el Grande, quien convierte el cristianismo en la religión oficial del imperio. Su muerte en el año 395 marca el fin del Imperio romano unificado. A partir de entonces, la administración imperial se divide entre sus dos hijos, Honorio y Arcadio. En el llamado Imperio romano occidental se hablaba latín, y abarcaba Italia, las Galias, Bretaña, España y el norte de África, y en el Imperio romano oriental se hablaba griego, y abarcaba Egipto, Palestina, Asia Menor, Macedonia y Grecia.

Honorio se quedó con el Imperio romano de Occidente (con capital en Milán), que acabó desgastado tras un sinfín de invasiones de pueblos del norte de Europa, como los godos, sumadas a la mala gestión y los caóticos procesos religiosos derivados del cristianismo, hasta llegar oficialmente a su fin en el año 476, cuando fue depuesto el último emperador romano, Rómulo Augústulo. Aquí tiene inicio una etapa que conocemos como Edad Media. Italia es ocupada por los godos, visigodos y longobardos; los francos invaden la Galia, y la península ibérica es ocupada por los godos, los suevos y los vándalos, quienes dejan su nombre a Andalucía.

Arcadio quedó a cargo del Imperio romano de Oriente (con capital en Constantinopla, después llamada con su antiguo nombre griego de Bizancio), el cual duró mil años más y es conocido como el Imperio bizantino. En el año 1453 cae Constantinopla, actual Estambul, con la entrada de los turcos en Bizancio, y con esta caída se acaba el último vestigio del Imperio romano de Oriente, lo que pone fin a la Edad Media y da inicio a lo que conocemos como la Edad Moderna.

El Imperio romano tal como lo conocemos llegó a dominar desde sus inicios una vasta cantidad de territorios y fronteras a partir de conquistas y construcciones, con arquitectura e ingeniería aplicada. Del imperio heredamos anfiteatros, circos, templos, acueductos, termas y el legado del derecho romano, base del derecho actual. El hecho de que el alfabeto que utilizamos nos haya llegado de los romanos es una gran evidencia que muestra el rol fundamental que desempeñaron como mediadores o intermediarios en la herencia helénica que recibimos.

Citando a Catherine Nixey enLa edad de la penumbra: «Hoy, la historia de cómo la cristiandad conquistó Roma se cuenta en tranquilizadores términos laicos. Es un relato de emperadores debilitados y ejércitos bárbaros invasores; de impuestos punitivos, plagas espantosas y un populacho cansado y perezoso [...]. El cristianismo, la nueva religión, no sólo aportaba consuelo, compañía y un sentido a esta vida, sino que además ofrecía la promesa de la felicidad eterna en la siguiente [...]. En el 312 d. C., el propio emperador Constantino se proclamó seguidor de Jesús. Bajo sus auspicios, la Iglesia no tardó en ser eximida de impuestos, y se empezó a recompensar a su jerarquía con generosidad [...]. En el Deuteronomio, Dios había ordenado al pueblo elegido que derribara altares, quemara arboledas sagradas y destruyera las imágenes talladas de los dioses. El que Constantino atacase los templos no lo convertiría en un vándalo. Estaba llevando a cabo la buena obra de Dios. Y así empezó todo. En los grandes templos romanos y griegos se forzaron las puertas —así lo recoge Eusebio— y sus estatuas se llevaron al exterior para después mutilarlas [...]. El cristianismo no se ofreció al Imperio romano como una fuente eclesiástica de consuelo frente a los males del mundo. No se trataba de escoger un modo de vivir. Se trataba de una guerra. La lucha por convertir al imperio fue nada menos que una batalla entre el bien y el mal [...]. El historiador inglés del siglo xviiiEdward Gibbon atribuiría con firmeza parte de la culpa de la caída del Imperio romano al cristianismo. La creencia de los cristianos en su futuro reino celestial los hizo peligrosamente indiferentes a las necesidades del mundo terrenal. El cristianismo no sólo ganó partidarios, sino que prohibió que la gente adorara a los antiguos dioses romanos y griegos, pues en el 423 d. C. desde el cristianismo gobernante se anunció que se eliminaría a cualquier pagano que aún sobreviviera».

24. Arte bizantino

Con la expansión del cristianismo se abandonó el realismo que era parte del arte grecorromano, y nos acercamos a un arte más abstracto, universal, con preferencia por las representaciones bidimensionales y de contenido puramente religioso.

El Imperio bizantino se extendió hasta el año 1453, cuando Constantinopla fue conquistada por el Imperio turco y otomano. Es entonces cuando, desde el 330 al 1453, se desarrolló lo que conocemos como arte bizantino: sin desnudos, sin narrativas, sólo con referencia a Dios, a los santos y a los derechos divinos del emperador, con una iconografía cristiana que todavía es familiar para los practicantes actuales.

Desarrollado en Constantinopla, este arte fue destinado a describir relatos bíblicos y retratar personajes religiosos. Pues, a diferencia del grecorromano, el arte relacionado con el cristianismo no buscaba el realismo, puesto que aquello era, de algún modo, «pecaminoso». Este arte del Imperio romano de Oriente tras la caída de Roma en el 476 d. C. representó una unión del esplendor romano tardío, las tradiciones griegas del arte y los temas relacionados con el cristianismo. Es un arte mucho más simbólico, pues la forma de pintura tradicional del período fueron los íconos o imágenes sagradas usadas para rezar.

El más reconocido de los mosaicos bizantinos es el Cristo Pantocrátor (‘todopoderoso’) elaborado en el siglo visobre un panel de madera pintado con encáustica. Representa a Jesús en una vista frontal, la cabeza enmarcada por un halo con la forma de la cruz, levantando la mano derecha como un gesto de bendición y sosteniendo en la otra mano un libro del Evangelio. El estilo bizantino se expandió a lo largo de Europa con mosaicos y pinturas que retrataron a las cabezas del imperio.

Como propaganda del nuevo sistema y fundamento del poder, el Imperio bizantino, que era un Estado teocrático, y el emperador, obasileus, que contaba con el poder en términos religiosos y políticos, hicieron uso del arte como un mecanismo de propaganda política y religiosa regido por estrictas normas conservadoras.

25. La biblioteca de Alejandría

Transcurrió más de un milenio antes de que cualquier otra biblioteca pudiera siquiera acercarse a esa cifra de ejemplares. Se prohibieron las obras de filósofos censurados y en todo el imperio ardieron hogueras con las llamas de los libros proscritos [...]. La obra de Demócrito, uno de los mayores filósofos griegos y padre de la teoría atómica, se perdió por completo. Sólo el 1 por ciento de la literatura latina sobrevivió. El 99 por ciento se perdió. Es mucho lo que se puede conseguir con las romas armas de la indiferencia y la pura estupidez [...]. Los amantes del arte observaban horrorizados cómo una gente demasiado idiota para apreciarlas y, sin duda, para reproducirlas, destruía algunas de las grandes esculturas del mundo antiguo [...]. En Egipto, san Teófilo demolió uno de los edificios más hermosos del mundo antiguo. En Italia, san Benito destruyó un santuario dedicado a Apolo. Pero los ataques no se detenían en la cultura. Todo, desde la comida que se ponía en el plato hasta lo que se hacía en la cama, empezaba, por primera vez, a quedar bajo el control de la religión.

Catherine Nixey,La edad de la penumbra

Alejandría se había convertido en la ciudad sucesora de Atenas a la hora de promocionar la cultura griega. Fue allí donde en el siglo iiia. C., en el período helenístico, se instituyó esta biblioteca que albergaba volúmenes literarios, académicos y científicos, con abundantes estanterías repletas de rollos de pergamino, cuartos de lectura y jardines. La biblioteca de Alejandría no fue solamente una biblioteca: fue también un centro de difusión del conocimiento, un centro de permanente actividad intelectual.

En algún momento, la biblioteca de Alejandría llegó a ser la más grande del mundo. Lo más triste de la anterior oración es quefue.Fueporque ya no existe,fueporque fue destruida de manera intencional y definitiva tras reiterados ataques desde el año 47-48 a. C. a manos de Julio César hasta su destrucción en la segunda guerra judeo-romana y su saqueo por parte de los cristianos.

Durante un tiempo fue la mayor biblioteca que el mundo vería en siglos, llegando a albergar en el siglo ia. C. más de 700.000 volúmenes. Esta biblioteca se perdió por completo a manos de fanáticos, religiosos y tiranillos arrogantes que despreciaron esta ciudad de intelectuales y de conocimiento, quemándola, prohibiendo libros en los siglos que vendrían a continuación y exiliando (o asesinando) a filósofos y pensadores de la talla de Hipatia de Alejandría.

Esta destrucción fue grave, puesto que implicó borrar de la faz de la tierra obras únicas (recordemos que en aquellos tiempos no había copias de libros, sino más bien pergaminos y volúmenes de obras únicas, la mayoría albergadas allí). Al ser incendiada y saqueada se perdió para siempre una enorme porción de conocimiento irrecuperable, pues la quema de libros y la destrucción de la biblioteca fueron el advenimiento de la obsesión del poder y del fanatismo religioso que seguirían a continuación. Nunca sabremos cuánto progreso y cuántos siglos de adelanto hemos perdido por visiones arcaicas y antiprogreso. Cuando se dice que el cristianismo o la religión moldearon a Occidente, en gran medida fue mutilándolo, borrando su historia y su conocimiento.

En la actualidad sólo conservamos un 1 por ciento de los libros de la Antigüedad. Las preguntas que debemos hacernos son las siguientes: ¿qué nos perdimos?, ¿qué maravilloso relato dejamos de leer?, ¿qué poesía habremos dejado de recitar?, ¿cuánto conocimiento habremos borrado para siempre?

Esas preguntas nos hacen reflexionar sobre la obsesión fanática del poder y las religiones, el peligro de odiar o no tolerar el conocimiento y, además, destruirlo con el fin de imponer relatos sin sustentos científicos basados en la realidad y la experiencia o mediante imágenes de líderes terrenales con una sed insaciable de poder. Fue la visión única que tanto daño le ha hecho a la humanidad tantas veces, en una especie de invención de una trascendencia como ficción, que nada tiene que ver con la riqueza inconmensurable del origen del universo.

26. El islam y la división entre chiitas y sunitas

Mientras el cristianismo se expandía a lo largo de Occidente, una nueva religión surgía en Arabia: el islam. Ocurría alrededor del año 600 d. C. Hasta entonces, los árabes, del mismo modo que lo hicieron los antiguos babilonios, le rezaban a las estrellas y a una piedra que según ellos habría caído del cielo: una piedra ubicada en la ciudad de La Meca. Allí vivía el hijo de Abdulá, llamado Mahoma, quien se sintió profeta y portavoz de la voluntad de Dios a los humanos. Desde La Meca predicó y aseguró ser el mensajero del Dios omnipotente. Mahoma enseñó a sus seguidores que Dios se había manifestado a los judíos a través de Abraham y Moisés, que mediante Jesús había llevado la doctrina a los humanos y que ahora él era el elegido para convertirse en el profeta.Diosen árabe se diceAlá, y es a Alá, sostenía Mahoma, al único al que hay que temerle. También agregó que no hay que angustiarse o contentarse, puesto que nuestro destino ya está determinado por Dios y debemos entregarnos plenamente a su voluntad.Entregase diceislam, y fue así que Mahoma llamóislama su doctrina, por la cual sus seguidores debían pelear; insistió en que no era pecado matar a un infiel que no reconociera a Mahoma como el profeta, y que quien muriera combatiendo por Alá y Mahoma iría al paraíso. Es en el Corán donde Mahoma describe aquel paraíso, sus visiones y sus revelaciones.

Aquel paraíso estaría repleto de almohadones blancos, con vinos en jarras, sin resacas, con frutas y carne de aves, atendido por «muchachas de grandes ojos, bellas como perlas», repleto de agua abundante y copas de plata. Resulta evidente que, para cualquier persona que habitara el caliente desierto de esas tierras, este paraíso era algo por lo que valía la pena entregarlo todo. Así fue como los seguidores de Mahoma partieron hacia La Meca, donde este profeta era visto como un loco de remate, y la saquearon. Quedó escrito en el Corán: «Combatid a los infieles hasta acabar con cualquier resistencia».

Pero, regresando a la muerte de Mahoma en el año 632, considerado el último de los profetas por la religión musulmana, surge el planteamiento en torno a quién sería su sucesor. A continuación, se dio la gran división del mundo árabe para saber quién tenía el derecho a liderar a los musulmanes, conflicto que, en cierto modo, sigue vigente: por un lado, los chiitas y, por el otro, los sunitas, que tienen importantes divergencias teológicas, legislativas, rituales y doctrinarias.

Los chiitas empezaron como una facción o partido político denominado Sahiat Alí (el partido de Alí). Alí Ibn Abi Tálib era el primo y yerno del profeta Mahoma. Los chiitas pensaron que el sucesor del profeta debía ser Alí por línea directa de descendencia de Mahoma. Alí se casa con Fátima Az Zahra, hija del profeta Mahoma. Sus hijos, Hassan y Huseín, serían los indicados para continuar con la línea de sucesión.

Los chiitas, que tienen devoción por la sagrada familia, son llevados a la muerte o al suicidio por el radicalismo y tienen una interpretación abierta de los textos islámicos. En la actualidad son aproximadamente el 10 por ciento de la población musulmana mundial y se encuentran mayormente en Irán, Irak, Azerbaiyán, Baréin y Yemen. Irán es el territorio chiita por excelencia, y también Irak, aunque tradicionalmente ha estado bajo el poder sunita.

Los sunitas representan aproximadamente el 90 por ciento de la población musulmana. A diferencia de los chiitas, esta vertiente sostiene que cualquier hombre que siga las reglas del Corán puede ser califa. El líder por descendencia tras la muerte de Mahoma era su suegro, el profeta Abu Bakr, el «primer califa del islam».

Los sunitas veneran a Mahoma, los líderes religiosos controlan el Estado, son clanes familiares, ven a los chiitas como herejes (principalmente a los iraníes por ser de origen persa y no árabe) y representan la rama más ortodoxa del islam. El nombre proviene de una expresión que significa ‘gente de tradición’, y tienen su expresión máxima en Arabia Saudí.

Los chiitas y los sunitas convivieron de manera relativamente pacífica hasta que dos acontecimientos causaron una radicalización: la revolución iraní de 1979 y la invasión a Irak en 2003.

De la rama suní surgió el fundamentalismo ultraconservador o el movimiento islamista radical totalitario suní, que se denomina salafí o salafista; rechaza las demás doctrinas, aplica lasharia(el sistema legal islámico) y surge en la primera mitad del siglo xix. Este movimiento cuenta con tres facciones o variantes: los quietistas, los activistas y los yihadistas. Estos últimos son un conjunto de fundamentalistas que defienden una lucha armada con fines religiosos en nombre de una yihad que denominanguerra santaen el nombre de Alá, caracterizada por el terrorismo y el ideario teocrático totalitario.

En palabras de Juan José Sebreli enDios en el laberinto: «Aunque los islamófilos lo nieguen, la dictadura iraní del ayatolá Jomeini, el terrorismo de Estado de los talibanes en Afganistán, la red terrorista Al Qaeda de Bin Laden, el Hamas palestino, Hizbulá en el Líbano y el califato del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) no fueron degradaciones del Corán, sino producto de su lectura directa y literal», puesto que «el Corán está lleno de azoras o suras (capítulos) donde se promueve la guerra santa, una permanente justificación del genocidio, por mandato de Alá».

Sólo cabe recordar que aquellos contextos que hoy vemos en los extremos dentro de religiones como el islam, en la que, por ejemplo, las mujeres no pueden conducir o estudiar y los homosexuales son perseguidos, eran exactamente iguales hace menos de trescientos años dentro del cristianismo (y todavía siguen vigentes en la mentalidad de abundantes modelos conservadores). No se puede hacer la vista gorda a esta realidad: en la historia de las religiones ninguna ha sido santa.

Sin embargo, corresponde destacar que, a lo largo de sus conquistas, los árabes fueron aprendiendo de los griegos que vivían en las ciudades del conquistado Imperio romano de Oriente, y comenzaron a leer a los clásicos como Aristóteles y a traducirlos al árabe. A partir de ahí tomaron el gusto de interesarse en profundizar sobre la naturaleza y las causas de las cosas. Palabras comoálgebraoquímicaprovienen de los árabes, al igual que los grandes cuentos narrados en historias fabulosas como las deLas mil y una noches.

En el siglo viii, bajo los califas abasíes, Bagdad se convirtió en el centro del conocimiento. Los árabes consiguieron acceso a todo tipo de conocimientos y técnicas (tras su victoria sobre los chinos en el 751, tuvieron acceso al papel, mientras que la Europa cristiana hizo uso del pergamino hasta el siglo xiii). El segundo califa abasí, Al Mansur, creó la Biblioteca Real, en la que tuvo miles de obras extranjeras que hizo traducir: entre los siglosviiiyixse tradujeron al árabe todos los grandes libros griegos. También por aquellos siglos, Al Juarismi, autor de avances como la regla de tres o la extracción de raíces cuadradas, representó el espíritu curioso de la capital Bagdad. Las máximas figuras que representaron la vitalidad intelectual del mundo árabe-islámico fueron el médico Rhazes (860-923), cuya obra se tradujo al latín y se convirtió en el impulso de los fundamentos de la medicina experimental; el filósofo Avicena (980-1037), autor deEl canon de la medicina, y el filósofo, astrónomo y médico Averroes (1126-1198), que estudió a Aristóteles y empezó a pensar relaciones entre religión y filosofía.

La historia humana debería llevarnos a la conclusión obvia de que el progreso de la humanidad se logra cuando la vida del ser humano se aleja de manuales de comportamiento sostenidos a sangre y fuego y de la mediación de todo tipo de sacerdotes para observar la realidad. La fórmula siempre es la misma: el ser humano como es, con lo que quiere y a lo que aspira, queriendo saber, contra los relatos cerrados y temerosos elaborados en nombre de poderes infalibles. Unos no son mejores que otros, simplemente unos han sido vencidos, relativizados o superados de hecho.

27. Carlomagno

Tras la muerte de Mahoma, los árabes comenzaron a avanzar hacia los países cercanos guiados por los califas, los delegados del profeta Mahoma, conquistando Palestina y Persia, pero también Egipto, la India y el norte de África. En el año 711, los árabes cruzaron el estrecho de Gibraltar e invadieron España, donde gobernaban los visigodos, que quedó bajo el dominio mahometano.

Desde allí los árabes partieron hacia el reino de los francos, Francia, de los soberanos merovingios, y se enfrentaron a tribus germánicas cristianas. El jefe de aquel reino era Carlos Martel (686-741), quien cien años después de la muerte de Mahoma venció a los árabes en una batalla cerca de Tours y Poitiers, al sur de Francia. Si esto no hubiera ocurrido, nuestra historia sería muy diferente.

Carlos Martel fue el fundador de la dinastía carolingia, que reinó en Francia y Alemania entre los siglosviiiyx. Más tarde hubo otro famoso rey de los francos, que descendía del mismo Carlos Martel: Carlomagno (742-814), rey de los francos desde el 768, rey de los lombardos desde el 774 eImperator Romanum Gubernans Imperiumdesde el 800 hasta su muerte en el año 814.

Carlomagno comenzó conquistando toda Francia, después los Alpes para ir a Italia, depuso al rey de los longobardos y le entregó el poder del país al papa de Roma. La mitad oriental de Alemania todavía no era parte del reino de los francos, pues el pueblo que residía allí eran los llamados sajones, amantes de la guerra, paganos y alejados del cristianismo. No obstante, Carlomagno intentó obligar a todos a adoptar la fe cristiana y batalló contra los sajones, a quienes castigó. Pero, siempre que los conquistaba, los sajones terminaban liberándose.

Carlomagno implementó controles como el establecimiento de precios fijos, el nombramiento de jueces, la decisión de quién sería obispo y quién no, y durante mucho tiempo estuvo obsesionado con la unidad de losalemanes, palabra común para hacer referencia a la lengua de las tribus germánicas (ya no se hablaba únicamente de franconio, alamánico, sajón o bávaro). Además, este rey se vio a sí mismo como el protector de los cristianos, algo que el papa compartió (Carlomagno cuidó al papa en reiteradas ocasiones frente a los longobardos en Italia). Mientras Carlomagno rezaba en la iglesia de San Pedro, en el año 800 y en plena Navidad, el papa se aproximó y le colocó una corona: todos se arrodillaron ante Carlomagno y fue nombrado nuevo emperador romano impuesto por Dios, y tendría como objetivo cuidar la paz del imperio por voluntad de Dios. Así, Carlomagno se convirtió en el primer emperador alemán del Sacro Imperio Romano, como se lo llamó después. La meta de su imperio era reavivar el poder del otrora Imperio romano, sin romanos paganos, pero con germanos cristianos.

Al morir en el año 814, el imperio se repartió entre sus tres nietos y derivó en los reinos de Alemania, Italia y Francia. Los eslavos se liberaron y fundaron un reino bajo su primer rey, llamado Svatopluk. Sumado a esto, las tribus germánicas del norte (daneses y normandos, conocidos como vikingos) saquearon ciudades y fundaron reinos (Normandía, la región de Francia, todavía se llama así por los normandos de esos tiempos). El Sacro Imperio Romano Germánico de Carlomagno hizo un paso fugaz por la historia.

28. Las cruzadas

Entre los siglosxiyxiiiel mundo occidental se vio envuelto en lo que conocemos como las cruzadas, ocho expediciones bélicas ejecutadas con el fin de acabar con el dominio musulmán en el territorio denominado Tierra Santa, las cuales aspiraban a recuperar los lugares donde vivió Jesús y dejarlos en manos de los cristianos. Lo que resulta evidente es el fanatismo religioso, esencia de estas cruzadas bélicas que causaron estragos y prolongadas épocas tumultuosas.

Con el pretexto de recuperar Jerusalén y los lugares sagrados para el cristianismo —el territorio geográfico enmarcado en los sitios en los que se desarrollan las escenas bíblicas—, se llevó a cabo una matanza en nombre de la «defensa de la fe» contra todo infiel.

Estos enfrentamientos religiosos, iniciados en el 1095 en el Concilio de Clermont bajo la prédica del papa Urbano II, dejaron rastros de sangre nunca antes vistos e hicieron de estas cruzadas religiosas un pretexto para saquear y perseguir a los que no se aferrasen a la fe única. Además, incentivaron la milicia a través de la ganancia de indulgencias o la conversión en mártires que nunca serían olvidados ante los ojos de su dios. Fue Voltaire enEnsayos sobre las costumbres y el espíritu de las nacionesquien definió las cruzadas como una carnicería y señaló que «todo aquel que no era cristiano fue muerto».

Se las llamó cruzadas porque los guerreros portaban una cruz bordada en el pecho de sus uniformes. En total fueron ocho, ejecutadas entre 1095 y 1291, y sirvieron como expediciones religioso-militares de fuente de poder y riqueza para la Iglesia y los líderes que la secundaban.

La primera, predicada por el papa Urbano II al convocar a los cristianos a liberar Jerusalén, tuvo lugar entre el 1095 y el 1099, y tras masacrar a judíos y musulmanes logró el objetivo de tomarla. La segunda cruzada se desarrolló entre 1144 y 1148, tras la cual Jerusalén cayó nuevamente en manos de los musulmanes. Esto derivó en la tercera cruzada, entre 1187 y 1191. Aquí no reconquistaron el objetivo central (Jerusalén), pero expandieron sus dominios terrestres bajo el dominio de los mayores líderes europeos. Esta tercera cruzada es una de las más recordadas, puesto que se la denomina «cruzada de los reyes», en la que participaron el rey francés Felipe Augusto, el rey inglés Ricardo Corazón de León y el emperador germánico Federico Barbarroja.

La cuarta cruzada fue encabezada por el papa Inocencio III de 1202 a 1204, y se convirtió en la conquista y saqueo de Constantinopla. El emperador bizantino fue reemplazado por el cruzado Balduino de Flandes. La quinta cruzada, de 1217 a 1221, fue liderada por Andrés II de Hungría y derrotada en Egipto; la sexta, por el emperador germánico Federico II en otro intento de recuperar Jerusalén y concluyó en un tratado con Al Kamil, en el que los cristianos recuperaron Jerusalén por última vez; y la séptima y la octava (última) tuvieron lugar de 1248 a 1270, dirigidas por san Luis, el rey Luis IX de Francia, y dejaron a las tropas cristianas en la derrota.

En el trayecto se crearon órdenes militares como los templarios, los caballeros de Malta o los caballeros del Santo Sepulcro. Como lo definió Juan José Sebreli enDios en el laberinto: Crítica de las religiones, las cruzadas fueron unas de las últimas versiones cristianas de la yihad, y viceversa. Y es a través de ellas que se canaliza el carácter conquistador, vandálico y violento de corte religioso que vive nuestra humanidad entre los siglosxiyxiii, impulsado por el papado mediante la quema de pueblos enteros y la persecución de quien no se sometiera a su religión.

29. Arte gótico

Este estilo artístico intentó recrear un ambiente «celestial» y «divino» en nuestro mundo terrenal, por lo general mediante bóvedas elevadas y vidrieras resplandecientes. Este período abarcó desde el año 1150 al 1400, aproximadamente. A partir del siglo xiise comenzaron a levantar catedrales e iglesias a lo largo del continente europeo, decoradas con personajes elaborados e iluminaciones lujosas.

Abbot Suger (1081-1151) fue un consejero francés de los reyes Luis VI y Luis VII, y tuvo a cargo la reconstrucción de la basílica de Saint-Denis. Fue a partir de su trabajo que se desarrolló el estilo gótico dentro del mundo arquitectónico, sostenido en su concepción de que la luz terrenal contenía luz divina y que las iglesias debían volver tangible este hecho. La inclusión de vidrios de colores en la estructura de las iglesias fue transformando la luz del sol en un prisma de colores que hacía alusión a una «presencia de Dios».

El arte gótico combinó detalles y aspectos de los estilos bizantino y románico, e incluso de la arquitectura islámica, dejando a la vista sus raíces eclécticas y combinadas.

La catedral de Notre-Dame de Chartres, edificada entre 1194 y 1260 en Francia, es descrita por la Unesco como «el punto culminante del arte gótico francés» y Patrimonio de la Humanidad. También debemos mencionar como otra de las obras clave del arte gótico a laVirgen de Santa Trinita, del artista italiano Cimabue, de 1280-1285, que representa a la Virgen en la arquitectura del cielo.

30. La Inquisición

La Inquisición o Santa Inquisición fue un proceso institucionalizado por la Iglesia católica con la finalidad de eliminar con condenas a muerte y obteniendo confesiones bajo torturas a determinados grupos de personas a quienes asignaban el título de herejes. Unherejees un «asesino de almas», por eso condenado por la Iglesia católica y sus tribunales inquisidores; la mayor parte de las veces los herejes tuvieron como destino final la hoguera. Así como Nerón hizo con los cristianos en otros tiempos, ahora los cristianos iniciarían una cruzada contra quienes meditaran mucho sobre la Biblia o dudaran de las doctrinas de la Iglesia, contra los mahometanos o incluso los judíos, persiguiendo todo aquello que era considerado un delito contra la fe católica. Como sostuvo Ernst H. Gombrich en su obraBreve historia del mundo, esto lo hicieron las mismas personas que habían construido para el Dios de la misericordia y para su buena nueva las poderosas catedrales que, con sus torres altivas y sus pórticos llenos de esculturas, sus vidrieras de reflejos oscuros y los miles de estatuas, parecían un sueño de la magnificencia del reino de los cielos. Pues bajo la acusación de «herejía» se llevaba a la hoguera a todos aquellos que dudaran de los dogmas de la fe y los cuestionaran.

La Inquisición nació en el sur de Francia, en Languedoc, en el año 1184 con el fin de aniquilar a los albigenses, quienes encabezaron una doctrina que no concordaba con las perspectivas católicas, por ejemplo, respecto de la salvación o el matrimonio.

El papa Inocencio III encabezó una cruzada contra ellos, llamando a los cristianos a luchar contra los albigenses o cátaros. En 1231, el papa Gregorio IX, mediante la publicación de la bulaExcommunicamus, estableció de modo formal el proceso a través del cual se perseguiría a los herejes, nombrando a la Orden de los Dominicos como los inquisidores oficiales y encabezando la persecución tanto en Francia como en Italia.

A partir de 1249 llegó al reino de Aragón, y ya en la Edad Moderna se extendió con el nombre de Inquisición Española o Tribunal del Santo Oficio desde 1478 hasta 1834, auspiciado por la monarquía hispánica (incluyendo su extensión hasta los dominios de América). Esta Inquisición fue impuesta de manera directa por los Reyes Católicos, dándole el título deinquisidor generalal sanguinario Tomás de Torquemada. A través de esta institución, el abuso y la matanza a manos del Estado religioso se convirtieron en ley.

El fin de esta atrocidad fue luchar contra los «herejes»; es decir, contra todo aquel que se desviase de la fe verdadera y sus formatos de vida ideal. ¿Cuáles eran algunas de las herejías? La homosexualidad, la brujería, el conocimiento, el cuestionamiento de los dogmas de la religión, entre otras tantas más. ¿Cuáles eran los métodos de castigo y tortura? Pues se recurrió a todo tipo de torturas que podamos imaginar, a cada cual más cruel y dolorosa... Personajes históricos como Galileo Galilei o Giordano Bruno fueron víctimas de la Inquisición.

Todos aquellos textos que contenían las llamadas «ideas peligrosas» fueron quemados y prohibidos: obras de autores como Lucrecio, que apuntó que «no hay cosa que se engendre a partir de nada por obra divina»; como el biógrafo griego Plutarco, quien escribió que la superstición era una aflicción que «humilla y desalienta al hombre», o autores como Plinio el Viejo, quien sostuvo que es «fruto de la debilidad humana el buscar el aspecto o la forma de Dios», o incluso Porfirio, cuyas obras fueron destruidas de manera total.

Obras de autores como el filósofo griego Demócrito (460-370 a. C.), quien hizo más que nadie por difundir la teoría atomista sosteniendo que la materia no es infinitamente divisible y que la realidad está constituida sólo por átomos y vacío, se perdieron por completo en manos de los inquisidores. Haber perdido obras como las de Demócrito representa una enorme tragedia intelectual.

Pues si hay algo que criticó Celso, filósofo griego del siglo ii, fue que los cristianos celebraran la ignorancia, ya que «entre ellos se dan órdenes como que nadie que sea instruido se nos acerque, nadie sabio, nadie prudente (todo eso es considerado entre nosotros como males)». Dentro del mundo de la filosofía griega, la fe era considerada uno de los mecanismos más débiles de conocimiento. Sus acciones lo confirman, porque el mantenimiento de la fe, creer sin haber visto, sin haber mirado o cuestionado, más que una ignorancia por convicción ha sido el método para mantener el poder de quienes la promovían. La verdad de la fe es indispensable para la supremacía de quienes la administran. La persecución ideológica que la humanidad conocerá siglos después no es más que una imitación de este procedimiento político que nada tiene que ver con fuerza celestial alguna.

Toda esta intolerancia, arrogancia y modo de controlar la vida ajena que no fuera acorde a un modelo único, religioso y moral, acabó con la vida de más de 10.000 seres humanos durante la existencia de los tribunales de la Inquisición. La Inquisición se especializaba en la herejía de los reconocidos cristianos, en un mundo en el que no serlo era peligroso, y algunas veces esto es utilizado como método de justificación. Es que justamente la conquista posterior de la separación de la Iglesia y el Estado es en gran medida la de los creyentes respecto de sus verdugos que actuaban en nombre de Dios.

31. La caza de brujas

Durante muchas edades hubo brujas. La Biblia lo decía. La Biblia mandaba que no debía permitírseles vivir. Por tanto, la Iglesia, después de hacer su trabajo, pero de forma ociosa e indolente durante 800 años, tomó sus cuerdas, tenazas y atizadores, y se puso a hacer su sagrado trabajo con ganas. Trabajó duramente día y noche durante nueve siglos y metió en prisión, torturó, colgó y quemó hordas y ejércitos de brujas, y lavó y limpió al mundo cristiano de su malvada sangre. Después se descubrió que no existían las brujas, ni las había habido nunca. Uno no sabe si reírse o llorar.

Durante siglos las mujeres fueron perseguidas, acusadas de brujas y enviadas a morir quemadas en la hoguera. En los siglosxivyxvse las acusó de tener relaciones carnales con el diablo y, con el fin de salvarles la vida (¡qué piadosos!), a las mujeres se las arrojó al «fuego purificador» para «salvarles el alma».

Estas persecuciones duraron hasta el siglo xviii. En resumen, las hogueras encabezadas por los cazadores de brujas estaban respaldadas por las Epístolas de san Pablo. Esto hizo que cazar brujas fuese una obra de inquisidores, sacerdotes, juristas, teólogos y distintos hombres que asesinaron a mujeres inocentes. Conocemos esta caza de brujas como el primer feminicidio colectivo legalizado por el Estado y la Iglesia. Aun así, podríamos decir que las fuentes religiosas actúan como vehículo de una antropología misógina que la excede. La creación de la bruja es la adaptación al lenguaje místico en boga de una cultura que segrega a la mujer a un segundo plano. Más adelante veremos que, cuando la ciencia le gana la pulseada a la fe para explorar el mundo, las doctrinas conservadoras utilizan el lenguaje científico para dar crédito a sus dogmas de acuerdo a los métodos de conocimiento aceptados a partir de la modernidad.

Según los datos del historiador Wolfgang Behringer, entre 1560 y 1630 más de 60.000 mujeres fueron asesinadas tras ser acusadas de practicar «brujería». Los famosos juicios por brujería en Salem, también conocidos como los juicios de Salem, se llevaron a cabo entre enero de 1692 y mayo de 1693 en la colonia inglesa de Massachusetts. Se calcula que más de doscientas mujeres fueron detenidas y encarceladas sólo por acusaciones.

El texto conocido comoMalleus MaleficarumoMartillo de brujasfue escrito en el siglo xvpor dos clérigos inquisidores nombrados por el papa Inocencio VIII, llamados Henry Kramer y James Sprenger, quienes sostuvieron la presencia y existencia de las brujas, y afirmaron que la mayoría de las mujeres eran «indómitas, mentirosas y tan insaciables que sólo se asocian con el diablo». En 1927, en una conferencia en el ayuntamiento de Battersea, Bertrand Russell sostuvo que a veces se dice que el cristianismo ha mejorado la condición de las mujeres, pero que en realidad ésa es una de las tergiversaciones más grandes de la historia (en aquel discurso, Russell también apunta que la gente acepta la religión emocionalmente, y que ésta está basada en el miedo, mientras la define como un «fenómeno social» pernicioso, no sólo intelectual, sino también moralmente. Además, agrega que en las llamadas edades de la fe, cuando los hombres realmente creían en la religión cristiana en toda su integridad, surgió la Inquisición con sus torturas; millones de mujeres fueron quemadas por brujas y se practicaron toda clase de crueldades sobre toda clase de gente en nombre de la religión).

Incitando claramente a la violencia abierta contra las mujeres, elMalleus Maleficarumafirma que a toda bruja descubierta hay que ejecutarla. Este libro se convirtió en el manual ideal de los tribunales europeos de la época, y sostuvo que las mujeres brujas no tenían derechos y que debían ser torturadas y quemadas en la hoguera. Europa se llenó de hogueras en las que se quemó a mujeres y también a hombres y niños acusados de brujería.

El historiador David Wootton nos hizo pensar en un hombre inglés, educado y promedio del año 1600. Pues este hombre creería que las brujas provocaban tormentas y hundían barcos en los mares, que los hombres lobo se encontraban en Bélgica, que había magos, que había unicornios, que los cuerpos asesinados sangraban ante la presencia de su asesino, que el arcoíris era una señal de Dios o que los sueños predecían el futuro. Un siglo y un tercio más tarde, este mismo hombre, o descendiente de él, no creería en ninguna de todas estas cosas. Lo que nos demuestra que hemos logrado escapar de la ignorancia, aunque todavía nos queda un largo camino.

Una vez más, nos encontramos con otro acontecimiento histórico que nos recuerda los peligros del extremismo y el fanatismo religioso. Quién sabe por qué nos enseñaron a temerle a las brujas y no a aquellos que las quemaron vivas.

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