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Un viejo que leía novelas de amor

Sinopsis de Un viejo que leía novelas de amor

Una emotiva historia ambientada en la selva amazónica que ha acabado convirtiéndose en un long-seller literario.

Antonio José Bolívar Proaño vive en El Idilio, un pueblo remoto en la región amazónica de los indios shuar (mal llamados jíbaros), y con ellos aprendió a conocer la Selva y sus leyes, a respetar a los animales y los indígenas que la pueblan, pero también a cazar el temible tigrillo como ningún blanco jamás pudo hacerlo. Un buen día decidió leer con pasión las novelas de amor -«del verdadero, del que hace sufrir»- que dos veces al año le lleva el dentista Rubicundo Loachamín para distraer las solitarias noches ecuatoriales de su incipiente vejez. En ellas intenta alejarse un poco de la fanfarrona estupidez de esos codiciosos forasteros que creen dominar la Selva porque van armados hasta los dientes pero que no saben cómo enfrentarse a una fiera enloquecida porque le han matado las crías. Descritas en un lenguaje cristalino, escueto y preciso, las aventuras y las emociones del viejo Bolívar Proaño difícilmente abandonarán nuestra memoria.

Ficha Técnica

Temática
Publicación1 feb 1993
Sentido lecturaOccidental
ColecciónAndanzas
PresentaciónRústica con solapas
Formato14 x 21 cm
EditorialTusquets Editores
ISBN978-84-7223-655-4
Páginas144
Código0010012042

Sobre el autor de Un viejo que leía novelas de amor

Luis Sepúlveda

Luis Sepúlveda (Ovalle, Chile, 1949 - Oviedo, 2020) empezó la publicación de su obra en Tusquets Editores en 1993, con la célebre novela Un viejo que leía novelas de amor, traducida a numerosos idiomas, con ventas millonarias y llevada al cine con guion del propio Sepúlveda, bajo la dirección de Rolf de Heer. Le siguieron las novelas Mundo del fin del mundo y Nombre de torero, el libro de viajes Patagonia Express, y los volúmenes de relatos Desencuentros, Diario de un killer sentimental y La lámpara de Aladino. Su novela El fin de la Historia significó el retorno de Sepúlveda al protagonista de Nombre de torero, Juan Belmonte, con una investigación a la manera de Chandler. Con Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar, Sepúlveda se convirtió en un clásico vivo para muchos jóvenes y escolares. Le siguieron, en volúmenes ilustrados, Historia de Mix, de Max y de Mex, Historia de un perro llamado Leal, Historia de un caracol que descubrió la importancia de la lentitud e Historia de una ballena blanca.

Retrato de  Luis Sepúlveda

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